EL PRETEXTO BUSCADO PARA DESATAR
LA II ETAPA DE SU “GUERRA CONTRA EL TERRORISMO”.
El atentado en Francia, del
viernes 13 de noviembre, el cual ha golpeado simultáneamente en diferentes
lugares de París, dejando 150 muertos y
heridos, ha provocado el estupor y el dolor en la inmensa mayoría del pueblo
galo, y, la maligna sonrisa, apena oculta tras un rictus de dolor, de una
exclusivísima y bien determinada minoría social y política. ¡Sagrada unión
nacional!, claman sus voceros de pico. Y no podía de dejar de ser así, dado que ella significa aplanamiento de los sagrados intereses históricos del proletariado francés a aquellos dominacionistas de la burguesía francesa. Máxime cuando dicha “unidad nacional” no es lograble ni ha existido jamás en la sociedad francesa. Así lo ha demostrado la historia de Francia. De un
lado, las fuerzas sociales y políticas de la derecha autoritaria, guerrerista y
del revanchismo colonial los que no se paran en barras para defender el orden
imperialista interno y externo para hacer recurso a todo los medios de lucha por inmorales y
sangrientos que sean; del otro lado la clase obrera, los trabajadores y todo el
pueblo francés enemigos naturales del orden capitalista y su larga cola negra
de fascismo, odio racial y guerra colonial. Dichos atentados ponen al día la
cuestión clave, quién ha de tener el poder político, y cuál el destino futuro
de Francia: más capitalismo imperialista o el Socialismo.
No se ha terminado de recoger los
cadáveres de las víctimas, de tan
cruelísimo y sanguinario atentado
terrorista, y ya a la palestra ha subido el socialimperialista presidente de
Francia, tronante y amenazante, François Hollande ha lanzado su grito de
guerra: “¡No tendremos piedad!”. De seguido, con el aplauso y el insano apoyo
de la derecha burguesa, más los terroristas fascistas, con saco y corbata o no,
con el índice señala la pista “siria”. Es decir, ya tienen señalado, de
antemano, apenas iniciadas las investigaciones y sin pruebas algunas –más que
un “pasaporte encontrado” (¡Vaya casualidad y tan oportunamente!),- su chivo
expiatorio: el Estado Islámico de Irak y Siria y el Estado baatsista de Siria
de al-Asad. Con eso, sorprender al adolorido ciudadano francés y recabar de él
consensus para el Estado burgués imperialista y su política militar interventista y de guerra re-colonizadora, ya
de años en curso en África, el Magreb,
Medio Oriente y Siria.
En esos lugares ya están, y de
años, de siempre, desde fines de la Segunda Guerra Imperialista Mundial cuando
fuesen barridos de sus otras posesiones coloniales por la furia revolucionaria
de los pueblos árabes, indochinos, africanos lanzados a guerra populares de
liberación nacional antiimperialistas. Ahora buscan, bajo la excusa del honor
francés herido por el atentado del 13 de noviembre, exacerbar el
ultrachovinismo imperialista de la derecha fascista y neofascista y el
nacionalismo pequeñoburgués, desviar la atención del pueblo trabajador francés
del verdadero culpable, los mandantes y ejecutores, del sangriento estrago: el
propio gobierno socialimperialista (“socialista” de membrete e imperialistas
por su verdadera esencia) Hollande, lacayo de la oligarquía financiera y petrolera
francesa y del Gran Capital Transnacional Europeísta (UE), enemigos mortales del
movimiento comunista proletario de Francia y de toda Europa, en general, y de
los movimientos islamitas antiimperialistas de aquellas regiones.
De ahí, no es de sorprender la
unanimidad de la respuesta, ante el atentado parisino, de los dirigentes de
todas la grandes potencias –sean del
bloque militar imperialista occidental, encabezado por la Superpotencia
estadounidense, o y ya sean del bloque euroasiático encabezado por el eje
imperialista Ruso-Chino- y que tienen cuentas que saldar con los pueblos en
lucha de medio siglo por su independencia nacional y por la democracia más
avanzada. ¡Venganza! Tal es su
divisa. ¡Las cadenas de la subyugación nacional, de la explotación colonial, de
la opresión y el saqueo de las riquezas nacionales y culturales deben ser
restablecidas! ¡Unidad de fines y acción, ensayo de gobierno imperialista
mundial único, a costa de nadar en un río de sangre y entre los cadáveres de
millones de personas, pueblos y naciones, aunque sean de su propia patria!
Blanden, infamemente, las negras
enseñas del fascismo, del aplastamiento de los menores signos de libertades
democráticas, de establecimiento de inmundas relaciones de esclavización
salarial pre-capitalista; el espionaje institucionalizado de los ciudadanos y
los asesinatos selectivos de la oposición democrático-popular y de líderes y
militantes comunistas (marxistas-leninistas y maoístas). Ilegalización de la
protesta social y política y vanificación del histórico derecho de huelga; toda
resistencia callejera o protesta de masas en el campo o es reprimida o es
declarada “acto de terrorismo”;
yuxtaponiendo infamia sobre infamia masivamente se demoniza todo lo islámico
–por naturaleza, dicen sus propagandistas, “enemigo de la democracia, del mundo
occidental y cristiano”-, se levanta la histeria anti-inmigrante, anti-árabe y
anti-africana; en fin se declara enemigo a los pueblos y países del tercer
mundo que se resisten a dejarse expoliar, despojar, saquear y sojuzgar,
asesinar.
Pero, no todo. Esa violencia
terrorista de estado, fascista, de militarización de la vida nacional y de las
relaciones sociales de producción, ese aplastamiento programado de las
libertades democráticas para la clase obrera y clases trabajadoras, hacia dónde
apuntan realmente estas políticas guerreristas y liberticidas. Es negación
absoluta del principal derecho de la clase proletaria y clases populares, en
París y en todo el mundo imperialista, a la rebelión, a hacer la revolución
proletaria socialista en cada país concreta y mundialmente.
El mundo imperialista, en
conclusión, ha tocado a degüello. Que las clases sociales, principalmente la
clase obrera, las clases trabajadoras, los pueblos y naciones oprimidas si osan
resistirse sólo encontrarán como única respuesta, por parte de la burguesía
imperialista transnacional y su gobiernos fascistas, la guerra de clase más
bestial, sangrienta y embrutecida. ¡Todo proletario que ose rebelarse, luchar
por el socialismo y la libertad, deberá contar con su muerte selectiva, ya a
manos de un pistolero a sueldo, de un mercenario o tropa especial del ejército
profesional burgués!
Por eso, es que la burguesía
imperialista internacional, sea del bloque occidental o sea del bloque
euroasiático, entre pugna y rencillas entre
sus fracciones nacionales por la hegemonía mundial y por sus fines y objetivos
particulares, es que ha levantado y organiza su Santa Alianza de las
Superpotencias. Un superbloque imperialista supranacional, y supra estatal, con
funciones de vigilante nocturno y de
gendarme represor, como arma de aplastamiento de toda rebelión o guerra popular
de liberación, de todo intento de llevar adelante la Revolución de Nueva
Democracia y/o Revolución proletaria socialista, en fin de aplastamiento a
sangre y fuego, al costo que fuere, de la guerra civil por el socialismo.
Desde este momento debemos
adoptar como nuestra consigna política central ¡El socialismo o la muerte! Todo
auténtico comunista o revolucionario proletario, aunque las actuales
condiciones políticas imperantes en el mundo capitalista de hoy resulten harto
difíciles, dado el autoritarismo policiaco-militar y el desborde que dicho atentado
del 13 de noviembre ha ocasionado del nacionalismo burgués exacerbado, debe
asumir la lucha revolucionaria de clase intransigente contra los planes de
agresión del gobierno socialimperialista francés, de seguir anegando en sangre
a los pueblos de África, Magreb, Medio Oriente y Siria bajo dicha excusa; la
defensa intransigente de las libertades democráticas y la oposición
revolucionaria directa al fascismo, sea al poder o aún no; no al presupuesto de
guerra y ni un soldado francés para la agresión colonialista en dichos continentes
y regiones norafricana y medioorientales; si el señor Hollande, montado sobre
el dolor del pueblo francés provocado por este atentado de bandera falsa, persiste en llevar sus planes de agresión
armada con el pueblo de Siria, entonces los auténticos comunistas (maoístas)
deberán levantar la bandera del derrocamiento inmediato de este gobierno
socialfascista y socialimperialista. Hacer como una vez hiciese nuestro Maestro
Vladimir I. Lenin, ¡Convertir la guerra
imperialista colonialista en guerra civil por el socialismo!
¡Con
la clase obrera y todo el pueblo francés en esta hora de dolor y luto!
¡No
a las guerras de intervención y agresión armada contra los pueblos y países de
África, Norte de África, Oriente Medio y Siria!
¡Qué
todas las tropas francesas, en misiones intervencionistas fuera de los confines
de Francia, retornen presto a casa!
¡Qué
el gobierno de Francia deje se sufragar a mercenarios y grupos terroristas en
todo otro país!
¡Que
Francia rompa todo enlace con la Santa Alianza de las Superpotencias
imperialistas!
¡Por
la Paz Mundial, conjuración de la III Guerra imperialista Internacional!
¡Paz
en los campos de batalla colonialista y guerra revolucionaria en el propio
país!
Por el Secretariado del Comité
Central
del Partido Comunista
(Marxista-Leninista)
de
Panamá
Quibian Gaytan
Vocero
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