La Red de Blogs
Comunista quiere recuperar la memoria de Helen Keller, un personaje
admirable, ciega y sorda desde poco después de nacer, que se convertiría
por su voluntad de superación y de aprendizaje, aprendiendo a leer francés,
alemán, griego, y latín en braille, y llegando a ser una oradora de
reconocimiento internacional a través del método Tadoma.
Además de viajar por todo el mundo en defensa de
los discapacitados, Helen Keller fue miembro activo del partido socialista,
hacía campañas y escribía en apoyo de las clases trabajadoras desde 1909 hasta
1921, apoyando al candidato Eugene V. Debs del Partido Socialista de América en
cada una de sus campañas para la presidencia. Sus opiniones políticas se
reforzaban por frecuentes visitas de trabajadores. En sus propias palabras,
dijo “He visitado talleres donde se explota al obrero, fábricas, barrios
afectados. Si no lo podía ver, lo podía oler.”
Helen Keller también se unió a la llamada Unión
industrial, los Trabajadores Industriales del Mundo (Industrial Workers of the
World, IWW) de orientación entre el sindicalismo revolucionario y el
anarcosindicalismo, en 1912 después de sentir que el socialismo parlamentario
"se hundía en el pantano político". Helen Keller escribió: "Me
convertí en un trabajador industrial del mundo". Helen escribió incansablemente
sobre su motivación para el activismo, el que fue motor de su interés por la
ceguera y otras incapacidades. Tuvo una larga y feliz vida, muriendo a los 88
años de edad. Hasta hoy es un ícono de la superación y esfuerzo por el
aprendizaje que debería ser la esencia de todo comunista.
Publicamos a continuación, tanto como homenaje a
Helen Keller, como para dar a conocer su ejemplo extraordinario, la traducción
realizada por algunos de los camaradas de RBC de su artículo "¿Por qué soy
Socialista?":
¿POR QUÉ SOY SOCIALISTA?
Durante varios meses mi nombre y el socialismo se han asociado a menudo juntos en los periódicos. Un amigo me dice que he compartido las portadas con el béisbol, el Sr. Roosevelt y el escándalo de la policía de Nueva York. La asociación no me hace completamente feliz, pero, en general, me alegro de que mucha gente esté interesada en mí y en los logros educativos de mi maestra, la señora Macy (Anne Sullivan). Incluso la notoriedad puede utilizarse para usos benéficos, y me regocijaré si la disposición de los periódicos para relatar mis actividades resulta en que aparezca más a menudo en sus columnas la palabra socialismo. En el futuro espero poder escribir sobre el socialismo y justificar en alguna medida la gran cantidad de publicidad que se me ha concedido a mí misma y a mis opiniones. Hasta ahora he escrito y he dicho muy poco sobre el tema. He escrito unas pocas cartas, en particular una al camarada Fred Warren que fue impresa en el Appeal to Reason. He hablado con algunos periodistas, entre los cuales el Sr. Ireland del New York World, que hizo un informe muy halagador y transmitió plena y justamente lo que dije. Nunca he estado en Schenectady. Nunca me he encontrado con el alcalde Lunn. Jamás he tenido una carta de él, pero él me ha enviado mensajes amables a través del Sr. Macy. Debido a la enfermedad de la señora Macy, cualquier plan que hubiera podido tener de unirme a los trabajadores en Schenectady fue abandonado.
De estos asuntos negativos y relativamente insignificantes se han
escrito muchas editoriales en la prensa capitalista y socialista. Los recortes
de prensa llenan un cajón. No he leído una cuarta parte de ellos, y dudo si
jamás leeré todos. Si en una cantidad tan pequeña tantos comentarios han
aparecido, ¿qué harán los periódicos si alguna vez me pongo a trabajar en serio
para escribir y hablar en nombre del Socialismo? Por el momento me gustaría
hacer una declaración de mi posición y corregir algunos informes falsos, además
de responder a algunas críticas que me parecen injustas.
En primer lugar, ¿cómo me convierto en una socialista? Mediante la
lectura. El primer libro que leí fue New world for old, de Wells. Lo leí por la
recomendación de la señora Macy. Ella se sintió atraída por su calidad
imaginativa, y confió en que su estilo eléctrico me pudiera estimular e
interesar. Cuando ella me dio el libro, ella no era una socialista y tampoco lo
es ahora. Quizás lo sea antes de que el Sr. Macy y yo hayamos terminado de
discutir con ella.
Mi lectura ha sido limitada y lenta. Cojo periódicos socialistas
bimestrales alemanes impresos en braille para ciegos. (Nuestros camaradas
alemanes están por delante de nosotros en muchos aspectos.) Tengo también
discusiones en braille alemán con Kautsky respecto el Programa de Erfurt. La
otra literatura socialista que he leído ha sido deletreada en mi mano por una
amiga que viene tres veces a la semana para leerme lo que elijo. El periódico
que más a menudo he solicitado leer con los dedos animados es The National
Socialist. Ella da los títulos de los artículos y yo le digo cuando leer y
cuando omitir. También le hacía leer los artículos de la revista Internacional
Socialista que tuvieran unos títulos que sonasen prometedores. Deletrear
manualmente toma su tiempo. No es cosa fácil ni rápida absorber a través de los
dedos un libro de 50.000 palabras de economía. Pero es un placer, y uno que voy
a disfrutar varias veces hasta que me familiarice con todos los autores
socialistas clásicos.
A la luz de lo anterior, quiero comentar un artículo sobre mí que fue
impreso en Common Cause y reimpreso en Live Issue, dos publicaciones
antisocialistas. He aquí una cita de ese artículo: "Durante veinte y
cinco años la profesora y compañera constante de la señorita Keller ha sido la
señora de John Macy, anteriormente de Wrentham, Massachuset. Tanto el Sr. y la
Sra Macy son propagandistas marxistas entusiastas, y no es de extrañar que la
señorita Keller, que dependía de ésta amiga de toda la vida por su conocimiento
más íntimo de la vida, estuviera obligada a beber de tales opiniones ".
El Sr. Macy puede ser un propagandista marxista entusiasta, aunque
lamento tener que decir que no ha mostrado mucho entusiasmo en la propagación
de su marxismo a través de mis dedos. La sra Macy no es una marxista, ni una
socialista. Por lo tanto lo que Common Cause dice acerca de ella no es cierto.
El editor debe haber inventado eso, y lo hizo de la nada, y si esa es la forma
en que su mente trabaja, no es de extrañar que se oponga al socialismo. Él no
tiene suficiente sentido de la realidad para ser un socialista o cualquier otra
cosa que intelectualmente valga la pena.
Consideremos otra cita del mismo artículo. El titular dice:
"LOS ROJOS DE SCHENECTADY HACEN PROPAGANDA; USANDO A HELEN KELLER,
LA NIÑA CIEGA, PARA HACER PUBLICIDAD."
A continuación, el artículo comienza así:
"Es difícil imaginar nada más patético que la actual explotación de
la pobre Helen Keller por los socialistas de Schenectady. Durante semanas, las
agencias de prensa del partido han anunciado el hecho de que ella es unA
socialista, y está a punto de convertirse en miembro de la nueva Junta de
Bienestar Público de Schenectady".
Me ponen en bandeja la oportunidad para hacer un comentario satírico de
la frase, "la explotación de la pobre Helen Keller." Pero, sin
embargo, me abstendré, remarcando simplemente que no me gusta la simpatía
hipócrita de un periódico como Common Cause, aunque me alegraré si sabe lo que
la palabra "explotación" significa.
Vamos a los hechos concretos. Cuando el alcalde Lunn se enteró de que yo
podría ir a Schenectady propuso a la Junta de Beneficencia Pública que un lugar
se reservará en él para mí. Nada se imprimió sobre esto en The Citizen, el
diario del alcalde Lunn. De hecho, fue la intención de la Junta el no decir
nada sobre el asunto hasta después de que me hubiera trasladado a Schenectady.
Pero los periodistas de la prensa capitalista se enteraron del plan y, un día,
durante la ausencia del alcalde Lunn de Schenectady, The Knickerbocker de
Albany hizo el anuncio. Se telegrafió en todo el país, y entonces empezó la
real explotación periodística ¿Por parte de la prensa socialista? No, !por la
prensa capitalista! Los periódicos socialistas imprimieron la noticia y algunos
de ellos escribieron editoriales de bienvenida. Pero The Citizen, el periódico
del alcalde Lunn, mantuvo el silencio y no mencionó mi nombre durante todas las
semanas durante las que los periodistas llamaban al teléfono o al telégrafo y
pedían entrevistas. Fue la prensa capitalista la que llevó a cabo la
explotación. ¿Por qué? ¿Debido a que a los periódicos ordinarios no les importa
nada el socialismo? Claro que no, en realidad lo odian. Fue debido a que, por
desgracia, soy un sujeto para el chisme periodístico. Nosotros estamos tan
cansados de negar que yo no estaba en Schenectady que empecé a detestar el
periodista que publicó por primera vez la "noticia".
Los periódicos socialistas, es cierto, me dieron un buen trato después
de que los periódicos capitalistas “anunciarán el hecho de que era socialista”.
Pero todos los periodistas que vinieron a verme pertenecían a periódicos
comerciales ordinarios. Ningún diario socialista, ni The Call ni The Nacional
Socialist, me pidieron nunca un artículo. El editor de The Citizen dio a
entender que al señor Macy le gustaría, pero él era demasiado fino y
considerado para pedirlo abiertamente.
The New York Times me pidió un artículo. El editor de Times me escribió
asegurando que su periódico era un medio valioso para llegar al público y que
quería un artículo mío. También telegrafió pidiéndome que le diera cuenta de
mis planes y esbozará mis ideas sobre mis obligaciones como miembro de la Junta
de Beneficencia Pública de Schenectady. Me alegro de no haber cumplido con este
pedido. Algunos días más tarde, el Times me convertiría en una marginada social
más allá del alcance de sus simpatías de justicia. El 21 de septiembre apareció
en el Times un editorial llamado "Despreciable Bandera Roja". Cito
dos pasajes:
"La bandera es libre. Pero no deja de ser detestable. Es el símbolo
del desorden y la anarquía en todo el mundo, y como tal se celebra su desprecio
por todas las personas con una mente correcta." "El portador de una
bandera roja no puede ser molestado por la policía hasta que comete algún acto
que la bandera roja justifique. Se merece, sin embargo, que sea vista siempre
con recelo. Al llevar el símbolo de la anarquía, pierde todo derecho al respeto
y simpatía".
No soy una adoradora de ninguna tela de cualquier color, pero me encanta
la bandera roja y lo que simboliza para mí y para otros socialistas. Tengo una
bandera roja que cuelga en mi estudio y, si pudiera, marcharía alegremente con
ella más allá de la oficina del Times y dejaría que todos los reporteros y
fotógrafos aprovecharan al máximo el espectáculo. De acuerdo con la condena del
Times he perdido todo derecho al respeto y simpatía, y tengo que ser
considerada como sospechosa. Sin embargo, !el editor del Times quiere que yo le
escriba un artículo! ¿Cómo puede confiar en mí para que escriba para él si soy
un personaje sospechoso? Espero que usted disfrute tanto como yo hago de la
mala ética, la errónea lógica y los malos modales en los que un editor
capitalista cae en cuanto trata de condenar el movimiento que se dirige contra
sus intereses plutocráticos. No tenemos derecho a la simpatía, pero algunos de nosotros
podemos escribir artículos que ayudarían a su periódico a hacer dinero.
Probablemente, para ellos nuestras opiniones tienen el mismo valor del que se
encontraría en la confesión de un famoso asesino. No somos buenos, pero si que
somos interesantes.
Me gustan los periodistas. He conocido a muchos, y dos o tres editores
han sido mis amigos más íntimos. Por otra parte, los periódicos han sido de
gran ayuda en el trabajo que hemos estado tratando de hacer para los ciegos. No
les cuesta nada dar su ayuda por la causa de las personas ciegas y de otras
organizaciones benéficas superficiales. Pero el socialismo; ¡Ah! !Eso es harina
de otro costal! Se dirige a la raíz de toda la pobreza y toda caridad. El poder
del dinero detrás de los periódicos está contra el socialismo, y los editores,
obedientes ante la mano que les da de comer, van a hacer cualquier cosa para
acabar con el socialismo y socavar la influencia de los socialistas.
Cuando mi carta al camarada Fred Warren fue publicada en el Appeal to
Reason, un amigo mío que escribe en una sección especial para el Boston
Transcript publicó un artículo sobre ello y el editor en jefe lo censuró.
El Brooklyn Eagle dice, a propósito de mí y el Socialismo, de Helen
Keller, que "errores surgen de las limitaciones manifiestas de su
desarrollo". Hace algunos años conocí a un señor que me fue presentado
como el señor McKelway, editor del Brooklyn Eagle. Fue después de una reunión
que tuvimos en Nueva York en representación de los ciegos. En aquel momento, los
elogios que me otorgó eran tan generosos que me sonrojo al recordarlos. Pero
ahora que tengo relación con el Socialismo él me hace recordar a mí y al
público que soy ciega y sorda, y especialmente predispuesta al error. Debo
haber perdido inteligencia durante los años desde que lo conocí. Sin duda, es
su turno de sonrojarse. Puede ser que la sordera y la ceguera inclinen a una
hacia el Socialismo. Marx fue probablemente sordo como una tapia y William
Morris, ciego. Morris pintó sus cuadros por el sentido del tacto y diseñó papel
decorativo de pared a través de su sentido del olfato.
!Oh! !Ridículo Brooklyn Eagle! ¡Qué poco galante pajarraco que es!
Socialmente ciego y sordo, que defiende un sistema intolerable, un sistema que
es la causa de gran parte de la ceguera y la sordera física que estamos
tratando de evitar. The Eagle está dispuesto a ayudar a prevenir la miseria con
tal de que, que sea bien entendido, no ataquemos la tiranía industrial que la
provoca, tapa sus oídos y nubla su visión. The Eagle y yo estamos en guerra. No
me gusta el sistema que representa, que disculpa y defiende. Cuando empiece
contraataque, que permita una lucha justa. Que deje que se ataquen mis ideas y
se opongan a los objetivos y los argumentos del Socialismo. No es propio de la
lucha justa o de la buena argumentación que se me recuerde, a mí y a los demás,
que no puedo ver ni oír. Lo que si puedo es leer. Soy capaz de leer todos los
libros socialistas para los que tenga tiempo en inglés, alemán y francés. Si el
editor del Brooklyn Eagle pudiera leer algunos de ellos, podría llegar a ser un
hombre más sabio y hacer un mejor periódico. Si alguna vez puedo contribuir con
el movimiento socialista con el libro que, a veces, sueño con escribir, este se
llamaría: Ceguera Industrial y Sordera Social.
Publicado por Red de Blogs Comunistas
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