El Gran Sol Rojo del Amanecer

domingo, 29 de mayo de 2016

Partido Maoísta de Rusia: Militarismo e Imperialismo



In April, the medias reported that as of September 1 of this year a new child organisation of the Ministry of Defence, Yunarmiya (ru: Youth Army) will start operating. This new step of Russian militarism brings to an end the era of unruly chauvinist propaganda and opens up the era, in which the systemic education of the Russian nation is conducted in the spirit of military imperialist aggression from the classroom.

For some time now, it is possible to buy a military uniform for a child. Camouflage is no longer perceived as work wear, it is now a fashion trend. Military fetishes have completely conquered the market and the consumers’ hearts. The State’s peace program implies the entire country’s conversion into barracks, where along with the mother’s milk the infant must absorb the notion of love for the ruling classes and of unity with the exploiters and must be ready to give his life for the profit of petrol barons.
If the country is becoming an army then the whole State apparatus must reconfigure itself to a war footing. The President is more and more often appearing in the guise of the Supreme Commander, whose power is absolute and does not have anything in common with the democracy play-time. ‘Public dialogue’ has no place in the barracks-country, neither do other fetishes of bourgeois parliamentarism. The veil of democratic decency should be thrown off. In the barracks-country, everyone must know the foreign and domestic enemies and hate them. Those who refuse to hate the foreign ones and, especially, the domestic ones become enemies themselves.
Agresividad militarista japonesa (1937

On the world market, Russia’s defence industry is second only to the USA. It is the arms industry that allows the ruling classes of the ‘resurgent nation’ to feel like they are something big, rather than just a raw materials appendage. In the current conditions of the stagnating price of petrol, the arms industry has become a life-saver for the Russian slave-owners. The main competitive advantage of the ‘weak’ imperialist is the cruel domestic regime, which permits the mobilization of resources for the benefit of fighting for outlet markets, without having to fear revolts and disregarding the victims, which may be sacrificed at will. Perhaps, only the uncommon post-Soviet passivity of the working class under the conditions of deindustrialisation has saved Russia from an open terrorist dictatorship of the capitalists.
There is no smoke without fire: if the capitalists are saturating all social public with stuffy military spirit and are forcing the pupils to get used to military marches already in the classrooms, the bloody meat grinder of military adventures will set in motion its reliably-oiled patriotic propaganda millstones time and again. There is no power other than the power of the working class, which could resist with word and deed against the imperialists’ of all countries attempts to ignite another wildfire. The elegant shapes and brilliant new models of new military technology by their sinister look alone, jokingly pose a question to the humankind: socialisme ou barbarie, a realm of freedom or a nuclear winter…

Originally published on 23.05.2016 on the left-wing news platformLevoradikal.ru .
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(Traducción al castellano bajo responsabilidad de Q. Gaytan)

NUEVOS HORIZONTES DEL MILITARISMO RUSO
En abril, los medios de comunicación informaron que el 1 de septiembre de este año una nueva organización infantil del Ministerio de Defensa, Yunarmiya ( ru : Ejército Juvenil ) comenzará a funcionar. Este nuevo paso del militarismo ruso pone fin a la era de la propaganda chovinista ingobernable y se abre la época, en la que la educación sistémica de la nación rusa se ​​lleva a cabo en el espíritu de clase de la agresión militar imperialista.

Desde hace algún tiempo, es posible comprar un uniforme militar para un niño. El camuflaje ya no se percibe como ropa de trabajo, ahora es una tendencia de la moda. Fetiches militares han conquistado por completo el mercado y los corazones de los consumidores. Programa de paz del Estado implica la conversión de todo el país en cuartel, donde junto con la leche de la madre el bebé debe absorber la noción de amor por las clases dominantes y de unidad con los explotadores y debe estar dispuesto a dar su vida por el beneficio de los barones del petróleo.

Si el país se está convirtiendo en un ejército entonces todo el aparato de Estado debe reconfigurarse a sí mismo a un pie de guerra. El presidente es cada vez más frecuente que aparezca bajo la apariencia del comandante supremo, cuyo poder es absoluto y no tiene nada en común con la democracia tiempo de juego.   “El diálogo público”' no tiene lugar en el cuartel de los países, tampoco lo hacen otros fetiches del parlamentarismo burgués. El velo de la decencia democrática debe ser arrojado fuera. En el cuartel - país, todo el mundo debe saber los enemigos externos e internos y los odios. Los que se niegan a odiar a los extranjeros y, sobre todo, los domésticos se convierten en propios enemigos.

En el mercado mundial, la industria de defensa de Rusia ocupa el segundo lugar de los EE.UU. Es la industria de las armas la que permite a las clases dominantes de la “nación resurgente”  sientan que son algo grande, en lugar de sólo un apéndice de materias primas. En las actuales condiciones de estancamiento del precio del petróleo, la industria de las armas se ha convertido en un salvavidas para los rusos propietarios de esclavos. La principal ventaja competitiva del imperialista "débil" es el cruel régimen interno, que permite la movilización de recursos para el beneficio de la lucha por los mercados externo, sin tener que temer revueltas y haciendo caso omiso de las víctimas, que pueden ser sacrificados a voluntad. Tal vez, sólo la pasividad postsoviética poco común de la clase  obrera en las condiciones de la desindustrialización ha salvado a Rusia de una dictadura terrorista abierta de los capitalistas.

No hay humo sin fuego: si los capitalistas están saturando a todo público social con cargado espíritu militar y están forzando a los alumnos a acostumbrarse a marchas militares en las aulas, carne de cañón de las aventuras militares pondrán en marcha su forma fiable,  aceitado la propaganda patriótica trituradora una vez más. No hay poder que no sea el de la clase obrera, lo que podría resistir con la palabra y en las obras en contra de los imperialistas de todos los países en los intentos para encender otro incendio mundial. Las elegantes imágenes y brillantes nuevos modelos de la nueva tecnología militar, por su aspecto siniestro, solo como broma plantea una cuestión a la humanidad: Socialismo o Barbarie, un reino de libertad o un invierno nuclear...


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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.