La esencia particular y de
vigencia general de la Revolución de Octubre y la estrategia de la revolución
socialista internacional
29 Junio 2017
Estamos viviendo en la época del
imperialismo y de la revolución proletaria. En los 100 años desde la Revolución
de Octubre se han desarrollado nuevos fenómenos y cambios esenciales en el
desarrollo del sistema imperialista mundial.
Los revisionistas modernos y
los neorevisionistas niegan el hecho de que el capitalismo en la época del
imperialismo es capitalismo agonizante. Ellos reniegan la
doctrina de vigencia general de la Revolución de Octubre de que el proletariado
revolucionario debe destruir la maquinaria de Estado burgués, el órgano central
de poder de la dictadura del capital financiero, y erigir en su lugar
la dictadura del proletariado.
Los dogmáticos, en cambio, ven
como máximo cambios cuantitativos. Ellos reniegan los nuevos fenómenos y
cambios esenciales del imperialismo desde su existencia, así como la necesidad
de un trabajo teórico para calificarlos a tiempo y acertadamente.
Así, en la época preimperialista, Marx y
Engels suponían que la revolución internacional en lo esencial sería un acto
único como revolución mundial y que para ello se requeriría una acción
conjunta del proletariado de todos los países avanzados o por lo
menos de la mayoría de estos países. Debido al desarrollo
del capitalismo de la competencia libre hacia el imperialismo y el
análisis que hizo Lenin sobre la ley del desarrollo económico y político
desigual del capitalismo, éste llegó a la conclusión de que "que
el socialismo triunfe primeramente en unos cuantos países
capitalistas, o incluso en un solo país capitalista" (Lenin, La
consigna de los Estados Unidos de Europa, en Obras Completas,
tomo 26, Editorial Progreso, Moscú, 1984, pág. 378;el resaltado
es del autor).Esto fue un desarrollo creador de la estrategia de la revolución
internacional, conforme a las modificadas condiciones sociales. Después de
la Revolución de Octubre, en un primer momento no se
realizaron más revoluciones exitosas, en contra de una reacción en
cadena lo que había expectado Lenin. Pero él no vio en esto
razón para el pesimismo ni para la resignación y sostuvo "… que
depositamos nuestra esperanza en la revolución internacional, y esa esperanza
era indudablemente acertada." (Discurso en la sesión solemne
... dedicada al tercer aniversario de la Revolución de Octubre, en O.
C., tomo XXXIV, Akal Editor, Madrid,
1978, pág. 97). Consideró la construcción del socialismo en la
Unión Soviética como un sólido baluarte para promover el movimiento comunista
internacional, el cual se organizó conjuntamente en la Internacional
Comunista.
Entonces la dirección del PCUS bajo Lenin
y Stalin rechazó también con plena razón cualquier capitulación y en las
siguientes décadas dio la prueba de que en Rusia no sólo pudo vencer
la revolución proletaria, sino que también se pudo construir con éxito el
socialismo. En la disputa con la capitulación de los trotskistas ante la
construcción socialista, Stalin defendió inequívocamente la referencia de
la Revolución de Octubre y de la construcción socialista en un solo
país con la revolución proletaria internacional. "Rasgo
distintivo de este peligro es la falta de fe en una revolución proletaria
internacional; la falta de fe en su victoria". (Stalin, Preguntas
y respuestas, en Obras, tomo VII, Ediciones Vanguardia
Obrera, Madrid, 1984, págs. 171-172).
Sin embargo, fuerzas dogmáticas difaman la estrategia de la
revolución socialista de ser trotskista. Pero la revolución
socialista, en cuanto a su contenido general, no proviene ni de los trotskistas
ni del MLPD. En el libro Aurora de la revolución socialista
internacional demostramos que fue "fundamentada por
Marx y Engels y desarrollada por Lenin, Stalin y Mao Tsetung de acuerdo a los
cambios en las condiciones de su época. Los trotskistas a lo sumo abusaron
eclécticamente del concepto, a fin de justificar su capitulación ante la
lucha de clases revolucionaria en el propio país." (pág. 144)
En 1927, con ocasión del 10o aniversario,
Stalin explicó que la Revolución de Octubre creó "un centro
potente y abierto del movimiento revolucionario mundial, centro que no había
tenido jamás antes y en torno al cual ese movimiento puede ahora adquirir cohesión,
organizando el frente único revolucionario de los proletarios y de los pueblos
oprimidos de todos los países contra el imperialismo." (Stalin, El
carácter internacional de la Revolución de Octubre, en Obras,
tomo X, pág. 257). Este significado fundamental para la
promoción del movimiento revolucionario en todos los países, sin embargo, no
cambió por nada el hecho de que la Revolución de Octubre, en cuanto a su esencia
concreta, según su forma, siguió siendo una
revolución de carácter nacional. Ella llevó, bajo la dirección de los
bolcheviques, a la construcción del socialismo en un solo país,
apoyada en una confianza profunda en la clase obrera, las masas y una
solidaridad internacional en todo el mundo.
El hecho de que en la Unión Soviética,
durante décadas fue posible la construcción del socialismo en un solo
país, a pesar del cerco imperialista, se debió a más requisitos materiales particulares,
además del efecto general que surtía la ley del desarrollo económico y
político desigual. "El país contaba con un gigantesco
potenical en fuerzas de trabajo, suelos fértiles y fuentes de energía, como
también en todas las materias primas esenciales para una producción industrial
moderna. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética creó junto a
otros Estados socialistas un gran mercado interior, que posibilitó una división
de trabajo internacional con igualdad de derechos y en beneficio mutuo. Tales
requisitos son muy difíciles de encontrar hoy en los países particulares.
Además la dependencia mutua, incluso la de las economías nacionales más
grandes, debido a la internacionalización de la producción y la división de
trabajo internacional es tan marcada, que incluso serían de temer retrocesos
económicos si la economía socialista no llegara a aprovechar las ventajas de
una producción optimizada internacionalmente.
A partir de este hecho, por supuesto, no
se debe sacar la conclusión de renunciar a la posible realización de una
revolución proletaria en un país determinado. La única consecuencia apropiada
es que el proletariado en cada país, antes, mientras y después de la toma del
poder político, tiene que hacerlo todo para llevar adelante la revolución
proletaria también en otros países." (Aurora de la revolución
socialista internacional, pág. 152).
La internacionalización del
modo de producción capitalista, que a partir de los años
1990 desembocaba en una nueva organización de la producción internacional,
ha creado un nuevo grado de la socialización, y
ha iniciado una fase de transformación radical histórica. Aquéllos
que reniegan este significativo salto cualitativo advirtiendo que el
mercado mundial ya había existido en tiempos de Lenin, pasan por alto una
diferencia elemental a la cual ya llamó la atención Lenin en su análisis del
desarrollo del capitalismo en Rusia: "De comercial se ha
convertido en capital industrial; de fuerza dominante en el mercado, en fuerza
dominante en la producción". (Lenin, El contenido económico
del populismo…, en O. C., tomo 1,
pág. 528-529). Hoy día, el modo de producción capitalista predomina a
nivel mundial, organizado principalmente a través de una división
internacional del trabajo. Los requisitos materiales para un
nuevo ascenso de la lucha por la libertad y la democracia a
nivel mundial, por el verdadero socialismo, han madurado como
nunca antes en la historia. La mayoría de la población mundial es
oprimida por el capital financiero internacional, único dominante. En los
sistemas de producción integrados a nivel mundial, surgió un
proletariado industrial internacional, el cual es objetivamente el portador
principal de una perspectiva de superar de manera revolucionaria el
imperialismo y de los Estados socialistas unidos del mundo. Al mismo
tiempo, la internacionalización de la producción resulta en interrelaciones
complicadas entre el aspecto nacional e internacional de la lucha de clases. En
la actualización del programa del MLPD, de 2016, se dice: "La revolución socialista internacional es,
en general, una revolución proletaria. Es un proceso interactivo
de revoluciones que tienen lugar en diferentes momentos y difieren
según su carácter particular en los países individuales. En este proceso
revolucionario mundial estarán en una
indisoluble interacción huelgas masivas, manifestaciones de
masas, luchas e insurrecciones antiimperialistas, democráticas
y revolucionarias." (Programa del Partido
Marxista-Leninista, Capítulo G, pág. 88 de la edición
en alemán).
A pesar de todas las diferencias de las
luchas de clases en los países individuales, el proletariado internacional, en
alianza con todos los oprimidos, necesita un punto de referencia común: la
revolución socialista internacional. Ella es el objetivo común
fundamental y estratégico de la clase obrera internacional y de los oprimidos.
Un nuevo ascenso de la lucha mundial contra reacción y imperialismo,
por la libertad y la democracia, y por el verdadero socialismo, sólo
se puede desarrollar sobre el fundamento de una nueva cualidad del
internacionalismo proletario. La campaña de 100 años de
Revolución de Octubre es una señal excelente para el necesario debate de
estrategia y el fortalecimiento de las fuerzas y partidos marxistas-leninistas
en todos los países, así como de la ICOR.
Dieter Ilius (miembro de la redacción del
órgano teórico del MLPD, Camino Revolucionario)
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