El Gran Sol Rojo del Amanecer

sábado, 2 de octubre de 2010

El Gobierno fascista de Martinelli y el empresariado quieren imponer un nuevo "pacto social"

Las 4 caras del fascismo criollo
  
   El gobierno fascista de Martinelli y el empresariado quieren paralizar la lucha de clases y desmantelar las conquistas sindicales  vía un nuevo “pacto social”
    “Si quieres conocer un hombre, dale un bofetón”, dicen los viejos del pueblo. El régimen neofascista luego de la brutal y sangrienta represión contra los trabajadores bananeros de Bocas del Toro, para ganar tiempo y paralizar el ascenso de la lucha de clases en el país, ha convocado a una Mesa de Diálogo nacional a las Centrales Sindicales, Asociaciones empresariales y a los Partido políticos de la leal oposición burguesa, vale decir los ex - gobernantes Partido Revolucionario Democrático (Prd) y Partido Popular (exDC).
    “Diálogo”, el cual supuestamente giraría alrededor de la odiosa e intolerante Ley # 30 –y de la cual el partido del neoDuce Martinelli, creyendo tener la sartén por el mango, en muestra de tozudez y aparente intransigencia manifiesta que sólo serán toques cosméticos y no su eliminación integral-, tendría como reales miras doblarle el brazo al movimiento sindical y forzarlo a suscribir un nuevo “pacto social”, en palabras propias una gran concertación social nacional entre las fuerzas productivas vivas y amantes de la paz entre los ciudadanos.
    Ni que decir queda que tanto el CONATO (integrado centralmente por la CTRP de Puga, la CNTP de Chavarría y otras Centrales menores, todas “correas de transmisión” del PRD) como CONUSI, tras sendas declaraciones de escenario y promesas de defensa de los sagrados   intereses de sus agremiados, corrieron a ocupar sus puestos en el “constructivo y democrático” diálogo nacional. ¡Todo por Panamá, menos por los intereses de la clase obrera realmente! Ello, pese a que cada palabra y cada acción de Martinelli  reafirman y refuerzan la reaccionaria ofensiva general y concéntrica contra la clase obrera y los sindicatos. Que el boss fascista, sentado en la poltrona presidencial y apadrinando dicho falso diálogo, sigue en sus trece por el desmantelamiento de la legislación laboral, del derecho de huelga y el quebrarle la columna vertebral al Sindicato, pretendiendo así forzarle a arrodillarse y plegarse a sus planes de suscripción de un nuevo “pacto social”, pacto de colaboración de clase entre   los trabajadores, el empresariado y ese “capitalista colectivo” que es el Estado oligárquico, mucho peor que aquellos de 1946 y 1972.
    Los objetivos inmediatos de Martinelli, que son los mismos que de las grandes Organizaciones empresariales –Conep, Apede, Cámara de Comercio, Sindicato de Industriales, etc.-   y la complicidad de los bonzos sindicales tradicionalmente amamantados por las cuotas obreras y los subsidios de la dictadura militar, los Pugas, los Anianos Pinzón, Chavarrías y demás vendeobreros profesionales, buscan el transformar radicalmente las condiciones de trabajo en las empresas implantando un régimen   bestial sobre explotación de la mano de obra, alterar lesivamente la jornada de trabajo –anulando la histórica conquista de las ocho horas, intensificando la producción, sacrificando los días festivos y  enfermedad, a la vez que imponer los poderes dictatoriales y discrecionales de los patronos en las empresas.
          Y a mediano plazo esta estrategia de Martinelli, la que marcha pareja con aquella del empresariado, en general, y el frente empresarial del PRD en particular, inspirase en una mescolanza de viejo neoliberalismo reaganiano y corporativismo mussoliniano, de allí resulta una política económica ultraliberalista y neofascista adaptada a la actual fase de desarrollo del capitalismo burocrático-neocolonial panameño y como fuente de impulse de esta III reestructuración del Estado oligárquico en un sentido de mayor acentuación de la dictadura personal de la facción pro-europea del capital burocrático-comprador; esto es la subordinación de la facción pro-estadounidenses de la gran burguesía a los planes de la figura providencial   decisionalista del momento político, el neolíder Ricardo Martinelli.
    Para alcanzar eso, Martinelli debe ajustar cuenta con la clase obrera y remandar al fondo de la historia la lucha de clases, sustituirla con un “pacto social” de sello neocorporativo, aunque sea a costa de causarle una sangría a los trabajadores. Ello explica las provocaciones maleantescas de sus ministros –los obreros calificados de “maleantes de mierda” y los trabajadores bananeros de nacionalidad Ngäbe Buglé de “indios brutos y drogados”-  y, de seguido, la violenta actuación de la nueva Guardia Nacional contra los mismos. Y los burócratas sindicales colaboracionistas, con mayor o menor rapidez, inmediatamente, dando indicios de conocer para dónde sopla el viento, corren al diálogo abierto y se aprestan a dejar en la estacada una vez más las masas trabajadoras.
    Actuando en consecuencia CONATO, mascando el freno que hala el PRD, por algo es éste socialfascista (socialdemócrata de palabra y fascista de derecho), pese a sus balandronadas de hace sólo algunos días, sin mínimamente consultar a sus bases u organizar una pinche Asamblea General Extraordinaria, ha quedado “congelado” en espera de que baje la “línea” el colectivo político mandante. Por su parte, CONUSI, autoproclamada representante del sindicalismo clasista, en vez de proclamar la prosecución de la presión antigubernativa, con la movilización y lucha de masas, se desvía hacia el callejón sin salida de las reformas institucionales (Reforma del Código Electoral,   las reformas sociales “desde arriba” y todo eso), arrinconándose en sólo montar reuniones de “representantes”, no de sus propias bases, asignándose la tarea del desplazamiento de la burguesía del poder estatal mediante el recurso de la vía electoral y proponiéndose la inscripción de un partido obrero amplio, democrático y participativo. Está demás señalar que, con tal pretensión, a la vez  de socavar las bases de su activo protagonismo de los últimos años, lleva “aguas” al molino de la III República oligárquica presidencialista, corporativista y neofascista soñada por Martinelli.
    Hay aquí un motivo, por particular que sea, de persistir confrontando el designio político del neoDuce, del empresariado y de los partidos políticos del capital, tanto del área gubernativa como de la leal oposición burguesa, encabezadas por el CD y le PRD respectivamente –eso desde la pasada administración de Martín Torrijos, por ende del PRD-, de destrucción del Sindicato como único representante de los trabajadores, del Código de Trabajo, de la seguridad social y el desfondamiento programado de la Caja del Seguro Social, del derecho de huelga y de manifestación, etc. Impone a los trabajadores, no la renuncia a sus luchas reivindicativas, sino que aquella de mantener la disposición de batirse firme ye intransigentemente por derrotar la ofensiva del capital y del gobierno.
    Mantenerse en estado de lucha. Ampliar y profundizar su lucha de clase. No ceder en momento alguno el control de las calles. Los trabajadores y los militantes obreros deben presionar a la Alta Dirigencia de CONUSI, como a la burocracia colaboracionista de CONATO, de mantenerse en la línea aprobada tras los acontecimientos de Bocas del Toro de impulse de grandes y masivas manifestaciones de protesta, con miras de generar un movimiento de oposición de masas al gobierno, por derrotar la nefanda Ley # 30 y parar los planes anti-democráticos, anti-populares y anti-nacionales del fascismo criollo. En esta lucha a CONUSI, sobre todo el SUNTRACS, le cabe con responsabilidad histórica el desempeñar un papel de punta y el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá les apoyará con determinación y de manera militante.
¡PREPARAR Y ORGANIZAR LA CONTRAOFENSIVA OBRERA Y POPULAR!
¡ABAJO LA III REPÚBLICA OLIGÁRQUICA, CORPORATIVISTA Y NEOFASCISTA!
¡NO AL “PACTO SOCIAL” VENDEOBRERO Y TRAIDOR!
¡PARAR EL ATAQUE DEL GOBIERNO Y DEL EMPRESARIADO QUE SE FRAGUA CONTRA LAS CLASES TRABAJADORAS!
¡NO DIÁLOGO, SI NO LUCHA DE CLASE!

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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.