Desde hace algún tiempo hay un blog que se dedica a atacarnos con ensañamiento de forma rastrera y sucia, incluso llegando a lanzarnos insultos.
Primero decir que el personaje atacante va de comunista y no tiene ni idea de lo que es el comunismo. Tiene un cacao mental que no sabe donde esta caído. Y otra cosa más importante una persona como este sujeto nunca podrá ser un buen comunista porque es una mala persona.
Desde aquí decimos al autor de dicho blog que no vamos a caer más en sus provocaciones y que no hace daño quien quiere sino quien puede.
Una persona de nuestro colectivo conoce personalmente al autor de dicho blog y en el pasado le presto ayuda y se porto bien con este personaje. Este personaje así le agradece la ayuda con puñaladas y ataques rabiosos a nuestro colectivo.
Este personaje es como una rata de alcantarilla que se siente a gusto entre la mierda. De él no se puede esperar más que trapos sucios. Las personas que conocen a este personaje saben de su catadura.
Somos conscientes que con esta respuesta vamos a dar pie a que el personaje redoble en su empeños sucios pero ojala siga y se acabe ahogando en la mierda en la que tanto le gusta nadar.
Una última cuestión que sirva el artículo que vamos a publicar a continuación LIBIA Y NUESTRO PROGRAMA como respuesta a sus últimos ataques.
Pedimos perdon a nuestros lectores por esta entrada que no va al volver a repetirse.
Publicado por el blog camarada Odio de Clase
LIBIA Y NUESTRO PROGRAMA
Sade, del Colectivo Odio de Clase
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente.
Manifiesto Comunista
¿Cuál es nuestro programa?
Ataviado con los ropajes de un supuesto maquiavelismo que, con todo rigor, debe calificarse de maquiavelismo de la nada, uno de los efectos más perniciosos –y prolongados en el tiempo- de la acción conjunta del eurocomunismo y del socialimperialismo soviético consistió en trocar nuestro programa, es decir, nuestros objetivos comunistas y los medios para alcanzarlos, por un programa diferente.
Así por ejemplo, tras el Congreso del año 54, el PCE pretendió la liquidación de la lucha de clases, renunciando a dirigirla, bajo la proclama de la “reconciliación nacional”; en el año 78, ese mismo partido hizo suya la bandera de los golpistas del 36 en sustitución de aquella otra, tricolor, por la que miles y miles de comunistas dieron su vida heroicamente en lucha contra aquellos mismos golpistas; hace apenas unos días, un ex Secretario General de ese partido agitaba la vigente constitución monárquica como supuesta depositaria de la solución económica a la crisis capitalista…
El Colectivo Odio de Clase (ODC) se ha negado, por antimarxista, a valorar la revuelta libia, sin más, como “una intervención de la CIA”.
Nuestro programa, el programa comunista, dice que el desarrollo histórico es resultado de la lucha de clases, y desde una perspectiva internacional, del enfrentamiento entre imperialismo y antiimperialismo. Pretender liquidar teoréticamente la revuelta libia como “una intervención de la CIA” no es sino recurrir al averiado recurso de la conspiración, recurso ajeno al marxismo no sólo en un sentido negativo, es decir, por no atender a la lucha de clases y al enfrentamiento entre países imperialistas y países y movimientos antiimperialistas como factores determinantes, sino también en un sentido positivo: para las teorías conspirativas el motor de la historia es la voluntad individual o de un pequeño grupo de hombres elegidos, punto en el que coinciden plenamente con el pensamiento burgués-liberal.
Nuestro programa, el programa comunista, sostiene que un sistema social en que el trabajo manual es desempeñado masiva y exclusivamente por centenares de miles de extranjeros sin el más mínimo derecho laboral y político, mientras la población autóctona se reserva el trabajo intelectual o se entrega a la simple ociosidad financiada con la renta petrolera extraída del trabajo de esos obreros extranjeros, en las condiciones dictadas por los mercados controlados por el imperialismo, es un sistema social y político reaccionario. Ésa y no otra es, objetivamente, la caracterización del sistema social imperante en Libia.
Nuestro programa, el programa comunista, nos exige posicionarnos inequívocamente del lado del agredido por el imperialismo. ODC ha dejado meridianemente claro su apoyo sin fisuras al régimen de Gaddafi tras el desencadenamiento de la agresión imperialista. Sin embargo, la naturaleza reaccionaria del régimen de Gaddafi no lo es menos por el hecho mismo de la agresión, del mismo modo que no dejó de ser reaccionario y filofascista el régimen de Engelbert Dollfuss por la agresión imperialista del nazismo sufrida por Austria en los años 30. En concreto, nuestro programa, el programa comunista, afirma que es el carácter reaccionario del régimen de Gaddafi, como lo fue el de Dollffuss, –¡y no las revueltas populares contra la reacción!- el que termina por facilitar los planes criminales del imperialismo.
¿Por qué derrotó en 1945 la Unión Soviética la más gigantesca agresión imperialista que país alguno haya tenido que afrontar? ¿Por qué doblegó Vietnam a dos imperios colosales como el francés y el estadounidense, uno detrás de otro? Porque el programa de Stalin y de Ho Chi Minh no era el del nacionalismo pequeñoburgués de los Noriega, Milosevic o Saddam Hussein; porque su programa, el programa comunista, movió a la solidaridad de millones y millones de seres humanos contra la agresión imperialista; porque su bandera no era verde como la de Gaddafi sino roja: nuestra bandera, la bandera de los comunistas del mundo.
Mientras los comunistas no atendamos a las palabras de Marx y Engels que dan inicio a este artículo, nuestra energía revolucionaria se canalizará hacia la realización de los intereses no de las masas populares sino de los explotadores y de las luchas interimperialistas. El último ejemplo de ese maquiavelismo de la nada, típicamente eurocomunista, es la traición del Partido Comunista de Nepal (Maoísta) que, so pretexto de calmar a la fiera imperialista india y estadounidense, liquidó la Guerra Popular para participar en unas elecciones que, aun ganadas por el propio PCN (M), no han alterado un ápice las relaciones de clase existentes bajo la monarquía reaccionaria de Gyanendra.
¡Sólo armados con comunismo derrotaremos al imperialismo!
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente.
Manifiesto Comunista
¿Cuál es nuestro programa?
Ataviado con los ropajes de un supuesto maquiavelismo que, con todo rigor, debe calificarse de maquiavelismo de la nada, uno de los efectos más perniciosos –y prolongados en el tiempo- de la acción conjunta del eurocomunismo y del socialimperialismo soviético consistió en trocar nuestro programa, es decir, nuestros objetivos comunistas y los medios para alcanzarlos, por un programa diferente.
Así por ejemplo, tras el Congreso del año 54, el PCE pretendió la liquidación de la lucha de clases, renunciando a dirigirla, bajo la proclama de la “reconciliación nacional”; en el año 78, ese mismo partido hizo suya la bandera de los golpistas del 36 en sustitución de aquella otra, tricolor, por la que miles y miles de comunistas dieron su vida heroicamente en lucha contra aquellos mismos golpistas; hace apenas unos días, un ex Secretario General de ese partido agitaba la vigente constitución monárquica como supuesta depositaria de la solución económica a la crisis capitalista…
El Colectivo Odio de Clase (ODC) se ha negado, por antimarxista, a valorar la revuelta libia, sin más, como “una intervención de la CIA”.
Nuestro programa, el programa comunista, dice que el desarrollo histórico es resultado de la lucha de clases, y desde una perspectiva internacional, del enfrentamiento entre imperialismo y antiimperialismo. Pretender liquidar teoréticamente la revuelta libia como “una intervención de la CIA” no es sino recurrir al averiado recurso de la conspiración, recurso ajeno al marxismo no sólo en un sentido negativo, es decir, por no atender a la lucha de clases y al enfrentamiento entre países imperialistas y países y movimientos antiimperialistas como factores determinantes, sino también en un sentido positivo: para las teorías conspirativas el motor de la historia es la voluntad individual o de un pequeño grupo de hombres elegidos, punto en el que coinciden plenamente con el pensamiento burgués-liberal.
Nuestro programa, el programa comunista, sostiene que un sistema social en que el trabajo manual es desempeñado masiva y exclusivamente por centenares de miles de extranjeros sin el más mínimo derecho laboral y político, mientras la población autóctona se reserva el trabajo intelectual o se entrega a la simple ociosidad financiada con la renta petrolera extraída del trabajo de esos obreros extranjeros, en las condiciones dictadas por los mercados controlados por el imperialismo, es un sistema social y político reaccionario. Ésa y no otra es, objetivamente, la caracterización del sistema social imperante en Libia.
Nuestro programa, el programa comunista, nos exige posicionarnos inequívocamente del lado del agredido por el imperialismo. ODC ha dejado meridianemente claro su apoyo sin fisuras al régimen de Gaddafi tras el desencadenamiento de la agresión imperialista. Sin embargo, la naturaleza reaccionaria del régimen de Gaddafi no lo es menos por el hecho mismo de la agresión, del mismo modo que no dejó de ser reaccionario y filofascista el régimen de Engelbert Dollfuss por la agresión imperialista del nazismo sufrida por Austria en los años 30. En concreto, nuestro programa, el programa comunista, afirma que es el carácter reaccionario del régimen de Gaddafi, como lo fue el de Dollffuss, –¡y no las revueltas populares contra la reacción!- el que termina por facilitar los planes criminales del imperialismo.
¿Por qué derrotó en 1945 la Unión Soviética la más gigantesca agresión imperialista que país alguno haya tenido que afrontar? ¿Por qué doblegó Vietnam a dos imperios colosales como el francés y el estadounidense, uno detrás de otro? Porque el programa de Stalin y de Ho Chi Minh no era el del nacionalismo pequeñoburgués de los Noriega, Milosevic o Saddam Hussein; porque su programa, el programa comunista, movió a la solidaridad de millones y millones de seres humanos contra la agresión imperialista; porque su bandera no era verde como la de Gaddafi sino roja: nuestra bandera, la bandera de los comunistas del mundo.
Mientras los comunistas no atendamos a las palabras de Marx y Engels que dan inicio a este artículo, nuestra energía revolucionaria se canalizará hacia la realización de los intereses no de las masas populares sino de los explotadores y de las luchas interimperialistas. El último ejemplo de ese maquiavelismo de la nada, típicamente eurocomunista, es la traición del Partido Comunista de Nepal (Maoísta) que, so pretexto de calmar a la fiera imperialista india y estadounidense, liquidó la Guerra Popular para participar en unas elecciones que, aun ganadas por el propio PCN (M), no han alterado un ápice las relaciones de clase existentes bajo la monarquía reaccionaria de Gyanendra.
¡Sólo armados con comunismo derrotaremos al imperialismo!
¡Apoyar y defender el régimen de Gaddafi bajo la agresión imperialista no significa defender su programa!
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Publicado por el blog camarada Odio de Clase
(Nota de Luminoso Futuro: Primero que todo, desde acá, nos solidarizamos e identificamos integralmente con vuestra visión y línea, así como con la táctica considerada frente a la situación político-militar interna en Libia y respecto a la actitud para enfrentar la guerra agresión del imperialismo internacional, encabezado por aquel estadounidense del premio “Nobel de la paz” Obama. Una virtud, particular, de la actual crisis Libia lo ha sido poner en evidencia: el cómo ha medrado en el movimiento comunista en estos últimos años, en su seno, la izquierda burguesa –vale decir, no ya socialdemocrática suficientemente desprestigiados, sino la que representan los residuos del revisionismo moderno reciclado (en sus dos caretas: Jruschevista y eurocomunista) y del revisionismo postmoderno. Los que han cazado la ocasión del voto de abstención ante la infame Resolución de la ONU de los socialfascistas chinos, para descargar su reprimido anticomunismo bajo la excusa de denunciarles, pero realmente para atacar a los comunistas y marxista-leninista-maoístas motejándoles de “dogmáticos”, “desequilibrados” y “hacen el juego al imperialismo”. La unidad del Movimiento comunista internacional y los esfuerzos para la construcción del Frente antiimperialista mundial pasa, hoy como ayer, por la lucha ideológica abierta contra ese falso “antiimperialismo” que mira la actual ofensiva imperialista con ojo tuerto. Sólo ven al imperialismo estadounidense, quizá a los socialimperialistas chinos, no a los imperialistas rusos y a los revisionistas rusos. Como las masas, superado el trauma del momento del kruschevismo, recuperan al camarada Stalin y sus aportes a la emancipación social, ellos también se mimetizan y avanzan una pódrida ideología parastalinista. En la guerra, como en la guerra).
Camaradas agradecemos mucho vuestra solidaridad y apoyo.
ResponderEliminarUn muy fraternal abrazo rojo.
Dr. Iglesias: La única conclusión que saco del comentario es que está contra el restablecimiento de la monarquía y por la derrota de los agresores imperialistas. Pero, claro resulta que Libia se ha movido en las últimas décadas entre dos líneas esenciales: la línea de la libertad política completa para el pueblo libio y la línea de salvaguardar la libertad nacional. Esto es, la conquista de la democracia y la ruptura de la neocolonidad. Con la peculiaridad que ambas tareas se han desenvuelto por caminos paralelos, no encontrándose hasta ahora punto de confluencia. Khaddafy y su régimen está en el punto exacto para no romper esa contradicción. Ello ha generado, como causal interno, la rebelión y la confrontación armada entre las diversas fuerzas sociales y política componentes de la nación libia; asimismo, la indefinición en cuanto al tipo de sociedad y al sistema de estado y de gobierno ha construir. ¿Democracia burguesa (sí prefiere “monarquía burguesa”) o democrática popular con opción de avanzar a una revolución socialista? Por razones obvias, el socialismo no es un objetivo inmediato. Plantearse eso, sólo es proponerse la continuidad del vigente parasitario capitalismo burocrático monoproductor, cuya cabeza impulsora es el Gran Hermano “revolucionario” Khaddafy. Qué se activan los monarquistas, feudales y agentes del imperialismo, es decir los compradores, es cierto. También, activas están Khaddafy y las fuerzas sociales y políticas que le sostienen. Pero, en Libia está activada, espontáneamente, una tercera fuerza social aunque no políticamente consciente aún: los trabajadores urbanos y los campesinos. Olvidar ésta tercera fuerza se traduciría en el hacerle el juego a los reaccionarios de aquellos dos campos antes citados. Es allí dónde deben apuntar los comunistas y los revolucionarios demo-populares de allí y de los que quieren una solución democrática y de salvaguardia de la independencia nacional desde el extranjero.
ResponderEliminarEn modo alguno pretendo dictarle al pueblo libio lo qué tiene que hacer y el cómo hacerlo, eso sería absurdo y antimarxista-leninista. Sólo quiere aprender como ellos resuelven esa contradicción y avanzan a conquistar su futuro. La guerra de agresión imperialista, que todos repudiamos y condenamos por las destrucciones y genocidios que está provocando, tiene también un lado positivo. A saber, elevará el patriotismo antiimperialista de todo el pueblo libio y, al calor de la guerra popular de resistencia a los agresores imperialistas, impulsará y abrirá camino a la conquista de la libertad política, a la democracia popular. Y sólo será así si aprende, en el menor tiempo posible y en la lucha armada contra los imperialistas y los reaccionarios, sacar sus propias reivindicaciones políticas independientes y sus intereses de clase adelante.