DECLARACIÓN DEL PUEBLO Y COMUNIDADES
DEL CORREGIMIENTO
DE GUASIMO SEPTIEMBRE 2010
Victoriano Lorenzo, general de la cholada guerrillera |
En cada momento
de nuestra historia que el capitalismo ha ingresado al campo esto significó
para nuestras comunidades la perdida de nuestras tierras, la destrucción de
nuestra forma de vida, nuestra cultura, libertad y hasta la propia vida. Otra
de las características de estas incursiones del capital al sector agrícola ha
sido la carencia de propuestas para la incorporación y la existencia de
nuestras formas de propiedad y producción, probadas desde los tiempos
precoloniales. Por el contrario ha sido
perseguida, aislada, explotada y expropiada por el capital nacional y
extranjero.
El desarrollo
del capitalismo europeo fue sufragado con las riquezas minerales y trabajo
esclavo de nuestra América. En el caso
especifico de nuestro país; una clase domínate sin sentido de pertenencia a
este pedazo de suelo, entregó la soberanía, independencia y nuestra dignidad de
nación, desconociendo las convicciones y la entrega de muchas vidas istmeñas.
Solo para poner al país a disposición de los intereses desmedidos de los
Estados Unidos se entregó la parte céntrica de país, primero para la
construcción del ferrocarril, luego para
la construcción del canal, ambas con nefastas consecuencias tanto para el
conjunto de pueblo panameño como para el sector campesino. Solo para mencionar
algunas diremos cómo el hecho de partir el país en dos afectó el desarrollo del
campo y de la misma ciudad de Panamá,
privilegiando siempre un grupo de familias que se hicieran millonarias a costa
de sacrificar la soberanía que si da de comer pero a unos pocos en el país
actual.
Entre los años
40 y 60 del siglo pasado los pequeños productores que abastecían las capitales
de provincias y el mercado capital perdieron esa actividad a partir de las
propuestas de “Sustitución de importaciones” y la “Alianza para el Progreso”
que fortalecieron a los grandes empresarios capitalistas su control de la producción hacia el mercado interno,
dejando de lado a los pequeños y medianos productores del campo. La implementación y fortalecimiento del
sector importador terminó por liquidar los esfuerzos de estos sectores del
campo por garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población.
Respondiendo
nuevamente a intereses externos los gobiernos de la clase dominante de la
sociedad panameña han impulsado políticas que atentan contra los intereses del
pueblo panameño, en general, y del campesinado en particular. Todas ellas al amparo de la propuesta global
de capitalismo financiero internacional conocida como neoliberalismo, que no es
más que un nuevo intento de controlar mercados y recursos de otros pueblos para
beneficio de los estados poderosos y grandes empresas. Por diversos medios han impuesto los famosos
Tratados de Libre Comercio, logrados a través de las instituciones
internacionales como la OMC, FMI y el Banco Mundial, todas al servicio del
gran capital. También cuentan con la
fuerza militar como la que tienen en el medio oriente y últimamente en Costa
Rica, sin olvidar a sus aliados internos, los que ponen a su servicio las
estructuras del Estado como son la Asamblea, los tribunales, policías,
instituciones autónomas como Anam, además de los medios de comunicación y la
jerarquía eclesiástica.
Los hemos visto
hacer leyes para apoderarse de las actividades y empresas más rentables del
Estado a través de las privatizaciones.
De igual forma hacen leyes y decretos para privatizar las costas, playas
y ríos, desconociendo el derecho de posesión sobre nuestras tierras. Con la mentira de las concesiones se
reparten las aguas, la riqueza del subsuelo y las montanas entre compañías
extranjeras y esta clase dominante.
REUNIDOS EN LA
COORDINADORA CAMPESINA POR LA VIDA expresamos nuestro rotundo rechazo a las
políticas que vienen ejecutando los distintos gobiernos y partidos que han
asumido la dirección de gobierno durante los últimos 20 años en alianza con el
capital transnacional. Los programas ejecutados por el gobierno durante estos periodos
no hacen ningún esfuerzo para superar la situación social que vivimos en el
campo, más bien ésta se utiliza como excusa para grandes inversiones cuyos
resultados no se ven y los recursos van a parar a la manos de unos cuantos a
través de un sistema de corrupción
montado con la complicidad del los gobiernos de turnos y la empresa
privada. Este es el origen de sus cuantiosas fortunas.
Con la
complicidad del gobierno y la empresa privada se ha desatado una voraz ofensiva
de acaparamiento y especulación de la tierra.
Esta situación la sufren nuestros humanos de la ciudad engañados por
constructores de barriadas que estafan los ahorros de humildes pobladores,
mientras que a otros los empujan a vivir en condiciones de aislamiento donde
les son negados los más elementales servicios públicos. Igual ocurre en nuestro
campo donde miles de campesinos son obligados e inducidos a vender sus tierras o se les quitan en
tramoyas legales. A esto le agregamos
los millones de hectáreas cedidas en concesiones a grandes empresas mientras
los panameños viven en mayor hacinamiento
y condiciones insalubres.
Las empresas
que en complicidad con los gobiernos de la mal llamada democracia propician y
encubren las violaciones a las ya ineficientes leyes que rigen sobre el tema de
las Minas; las que permiten los abusos a las comunidades y sus moradores, la
devastación de montanas, contaminación de
ríos, el robo a la nación panameña evadiendo la declaración de
minerales; que ha comprometido la seguridad y existencia de más de 14
comunidades del área de Coclesito, ahora intentan expandir su actividad
destructora y mortal hacia nuestra área de Caño Sucio.
Nuestra
organización ha recorrido un largo trayecto de lucha enfrentando los abusos de
las mineras y su complicidad con los gobiernos, que se inició con la condena, por nuestra parte,
de un contrato amañado donde el Estado asume alto costos de la actividad,
entrega exageradas concesiones de tierra y pierde control sobre los proceso de explotación
minera, comprometiendo valiosos recursos del pueblo. Entre los múltiples atropellos que han
cometido se pueden destacar el inicio de operaciones sin la aprobación del
estudio de impacto ambiental, grandes deficiencia técnicas en la operación de
la mina de Petaquilla, las violaciones de derechos laborales, violaciones a
normas de seguridad laboral, la amenaza y violencia contra comunidades enteras
y dirigentes, que incluyen quemas de viviendas y maltrato físico, intentos de
sobornos, irrespeto a la propiedad de las familias campesinas, venta obligada
de tierras, apropiación de tierras comunales, campañas engañosos hacia las
comunidades, contaminación de las agua de los ríos con sustancias peligrosas y
devastación de aéreas de montañas.
Nadie entiende
mejor el vínculo que hay entre los hombres y la tierra que los ve nacer que
nosotros los campesinos. Nadie tiene una idea más palpable de PATRIA y su
relación con la tierra que nosotros los campesinos. Eso explica nuestra incorporación a la lucha
independentista de siglo XIX y de la incorporación de centenares de campesinos
tras la dirección de Victoriano Lorenzo en la guerra civil que se libró en
Colombia, de la cual formábamos parte en los inicios del siglo XX.
Ese vínculo,
esa relación y vivencia con la tierra, de la cual dependen nuestras vidas es la
que nos obliga a plantearnos la lucha por su defensa, porque en ello está
también incluido el futuro de nuestros hijos y nietos, de nuestras comunidades,
de nuestra cultura, de nuestro modo de vivir.
No es una protesta contra el llamado “Desarrollo” que se nos impone,
sino un llamamiento por EL DESARROLLO QUE QUEREMOS.
SI DESARROLLO
ES DESTRUIR NUESTROS BOSQUES, SAQUEAR NUESTRAS RIQUEZAS, ACABAR CON LA
PRODUCCIÓN Y LAS COMUNIDADES CAMPESINAS, ENTONCES ESE DESARROLLO NO LO
QUEREMOS.
Como campesinos
exigimos el cuidado de las riquezas naturales, que han pasado de una generación
a otra y que son patrimonio del
pueblo panameño. Atendiendo a lo que
hemos podido analizar en estos últimos años, consideramos imprescindible que SE
SUSPENDAN TODOS LAS CONCESIONES Y PROYECTOS MINEROS que se ejecutan actualmente
en el país, ya que además de los problemas ambientales y ecológicos que se
están dando y se darán, son un robo descarado de nuestras riquezas. Eso plantea a su vez la derogación de los Decretos
y leyes que regulan actualmente la actividad minera de metales, por considerar
que facilitan la extracción de recursos sin ningún beneficio para el país. En su lugar ha de darse cabida a nuevas
propuestas de desarrollo realmente sustentables, lo cual significa que deben
considerar en primer orden las aspiraciones y capacidades de las comunidades
campesinas ya existentes en al región.
En esta tarea
por la defensa de nuestros recursos naturales y la dignidad de las comunidades
toca una importante responsabilidad a las autoridades locales, distritales y
provinciales, quienes se deben en primera instancia a las comunidades que los
eligieron. Por ello, por el derecho que
nos corresponde como ciudadanos legítimos de este país, demandamos una gestión
gubernamental comprometida en primera instancia con nuestros intereses, que se
vea reflejada en todas las actividades y programas que desarrollan los
legisladores, alcaldes y representantes de corregimiento de nuestra región.
Por muchos años
nuestros enemigos han querido mantener separados los diferentes sectores de
nuestro pueblo, con el fin de debilitar sus luchas y mantener engañados a cada
uno por su lado. Desde siempre han
querido separar al negro del indio, al campesino de la gente de la ciudad,
inventando mil prejuicios que siempre buscan favorecer la posición y la imagen
de los ricos y de la gente en el poder.
Esa actitud y acciones son hoy más evidentes que nunca, cuando se quiere
presentar al campesino de nuestra región como gente contraria al desarrollo y
el progreso. Por ello hacemos un llamado
urgente a los sectores populares de nuestro país, y principalmente al
movimiento popular de la provincia de Colón a que se sume e manera activa a la
laucha pro la defensa de nuestra tierra y nuestra riqueza, que también les
pertenece.
Si ese llamado
es importante para los hermanos
trabajadores, estudiantes, amas de casa, y demás sectores de la ciudad,
lo es en mayor medida para nuestros hermanos campesinos e indígenas, quienes se
enfrentan a iguales condiciones en otras partes de nuestro país. Quizás esa lucha sea frente a un proyecto
hidroeléctrico, o frente a una concesión minera o turística, como sea, se trata
del reparto que han desatado los depredadores de tierra, que quieren hacer a su
antojo lo que sea para seguir enriqueciéndose.
Hermanos del campo, tenemos que unir nuestras acciones y esfuerzos, ASÍ
COMO LAS QUEBRADAS SE JUNTAN PARA HACER RIOS, Y LAS LOMAS Y CERROS HACEN
CORDILLERAS.
Resulta
importante destacar que entre los múltiples esfuerzos que hay que seguir
haciendo, a las comunidades del distrito de Donoso, y en especial al sector de
Coclesito y Guasimo, les corresponde un papel de primera línea, ya que se
encuentran directamente afectadas por la labor de las mineras Petaquilla y
Minera Panamá. A esas comunidades les
corresponde una importante labor de resistencia y denuncia, que debe alimentar
el accionar de nuestra organización y de las demás comunidades campesinas para
desenmascarar las verdades sobre el robo y daño que realizan las mineras.
En ese mismo
afán nuestra Coordinadora Campesina debe hacer un serio análisis de su
experiencia y situación actual, con el fin de hacer frente a nuestras
deficiencias, para corregirlas, y fortalecer el trabajo que hemos hecho hasta
hoy.
Se puede decir que nuestra principal fuerza viene dada por el arraigo y
la evolución de las acciones que hemos realizado. Desde las acciones en las comunidades se pasa
a acciones locales en determinados sectores frente a problemáticas particulares
(impuestos, obras locales, oposición a INRENARE y ANAM, etc.). Luego se pasa a un nivel regional con la
creación de la Coordinadora Campesina Contra los Embalses (CCCE). Superado el
conflicto por la ampliación del canal, hay un salto en el contenido del
movimiento, enfocándose en un plano más integral de la región, pasando a
convertirse en Coordinadora Campesina Por la vida.
Las posibilidades de avance de nuestra Coordinadora
descansan en la independencia del movimiento.
Independencia significa que la Coordinadora Campesina por la Vida ha
logrado ir precisando sus objetivos y metas en el conflicto, depurando a la vez
su relación política con otras instituciones y organizaciones. El movimiento, que no hace distinción por la
adhesión política de sus miembros, surge vinculado las comunidades eclesiales
de base, algunas ONG y universitarios.
Una primera separación se da con los partidos políticos electorales, a
los cuales se les niega cualquier tipo de adhesión u orientación. Sin embargo la diferenciación más importante
ocurre en relación a la iglesia Católica, la cual desde su perspectiva
conservadora considera a la CCPV como potencialmente peligroso a sus intereses
en la región. Para ello retira al equipo
de misioneros Claretianos de la región, que habían jugado un papel importante
en la promoción de la movilización contra los embalses, y hace una purga en la
pastoral Social-Caritas, la cual había canalizado importantes recursos
económicos para la organización. Es
decir, la ruptura, parte desde la jerarquía de la Iglesia Católica.
Debemos tener confianza en que podemos producir un cambio en la región
por la experiencia acumulada por la organización y los resultados obtenidos en
conflictos anteriores. No debemos
olvidar que hemos sido capaces de hacer muchas cosas, comenzando por nuestra
propia subsistencia. Hemos sido los que
construimos los caminos, las escuelas, los acueductos, las capillas. Logramos sostener nuestros medios de
producción, a pesar de las medidas restrictivas de corte conservacionista que
legalizó el gobierno a través de INRENARE y ANAM. Pudimos hacer frente al gobierno, la
Autoridad del Canal y toda una campaña propagandística e intimidadora, para
contribuir a rechazar la creación de tres embalses artificiales en la
región. Esa certeza quedó expresada
cuando señalamos que "Dure lo que
dure, cueste lo que cueste, si luchamos como hermanos, esta lucha la
ganamos!"
A pesar de eso debemos reconocer que existen ciertas
fallas que debemos corregir. Uno de
ellos es el aspecto de orden económico toda vez que limita de manera
importante, no ya la permanencia de los activistas, sino la posibilidad de
llevar a cabo algunas acciones y propuestas.
Importante es señalar que la CCPV nunca ha tenido recursos para
malgastar y aun cuando en algún momento hubo un apoyo importante de la iglesia
a través de la Pastoral Social-Cáritas para la movilización fuera de la región,
el sostén económico principal ha sido el aporte de sus propios miembros. Es necesario que preparemos una propuesta más
firme de cara a garantizar el sostenimiento de la organización.
En relación a las limitantes de orden político las mismas
vienen dadas por dos factores. Por un
lado por las acciones desarrolladas desde la esfera estatal y de las empresas
en contra del movimiento campesino y, por el otro, por la falta de una
propuesta de desarrollo ordenada y explícita de la CCPV.
No ayuda el hecho de que no hayamos ordenado una propuesta de desarrollo,
por más rudimentaria que esta sea.
Ciertamente hemos dicho que “Creemos
que otros proyectos, otro desarrollo, otros modelos de sociedad son posibles y
nosotros tenemos mucho que aportar”, “la CCPV fortalecerá y ampliará sus
objetivos para encaminarse a la construcción de una sociedad más justa y
solidaria”, pero para encaminarse hacia un cambio es preciso dar a conocer
esa imagen que se tiene del futuro, no a los adversarios, sino principalmente a
nuestra propia gente y a todos los sectores que potencialmente se pueden sumar
a nuestra lucha.
Se
requiere además de un plan político de acción para llevar a cabo esa
propuesta. Esto es una necesidad
impostergable si se tiene presente que la propuesta no se va a ejecutar solo
porque es “buena” o se ve bonita, entendiendo que no estamos solos en esta
lucha. Aun en la posibilidad de que el
gobierno se incluya en la ejecución de una propuesta de desarrollo, no dejará
por eso de tratar de cambiar la situación en su favor. En ese sentido, se deben prever acciones
encaminadas a cambiar la correlación política a favor de la propuesta
campesina. Esto
debe hacerse también en el plano de la formación de conciencia de nuestros
compañeros. En este momento eso es crucial.
CCPV, 16 de
octubre 2010
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