El Gran Sol Rojo del Amanecer

jueves, 26 de julio de 2012

Panamá: DE LA LUCHA DE CLASES EN EL CAMPO. doc. 2


DECLARACIÓN DEL PUEBLO Y COMUNIDADES DEL CORREGIMIENTO
DE GUASIMO SEPTIEMBRE 2010


Victoriano Lorenzo, general
de la cholada guerrillera
En cada momento de nuestra historia que el capitalismo ha ingresado al campo esto significó para nuestras comunidades la perdida de nuestras tierras, la destrucción de nuestra forma de vida, nuestra cultura, libertad y hasta la propia vida. Otra de las características de estas incursiones del capital al sector agrícola ha sido la carencia de propuestas para la incorporación y la existencia de nuestras formas de propiedad y producción, probadas desde los tiempos precoloniales.  Por el contrario ha sido perseguida, aislada, explotada y expropiada por el capital nacional y extranjero.

El desarrollo del capitalismo europeo fue sufragado con las riquezas minerales y trabajo esclavo   de nuestra América. En el caso especifico de nuestro país; una clase domínate sin sentido de pertenencia a este pedazo de suelo, entregó la soberanía, independencia y nuestra dignidad de nación, desconociendo las convicciones y la entrega de muchas vidas istmeñas. Solo para poner al país a disposición de los intereses desmedidos de los Estados Unidos se entregó la parte céntrica de país, primero para la construcción del ferrocarril,  luego para la construcción del canal, ambas con nefastas consecuencias tanto para el conjunto de pueblo panameño como para el sector campesino. Solo para mencionar algunas diremos cómo el hecho de partir el país en dos afectó el desarrollo del campo  y de la misma ciudad de Panamá, privilegiando siempre un grupo de familias que se hicieran millonarias a costa de sacrificar la soberanía que si da de comer pero a unos pocos en el país actual.

Entre los años 40 y 60 del siglo pasado los pequeños productores que abastecían las capitales de provincias y el mercado capital perdieron esa actividad a partir de las propuestas de “Sustitución de importaciones” y la “Alianza para el Progreso” que fortalecieron a los grandes empresarios capitalistas su control de  la producción hacia el mercado interno, dejando de lado a los pequeños y medianos productores del campo.  La implementación y fortalecimiento del sector importador terminó por liquidar los esfuerzos de estos sectores del campo por garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población.

Respondiendo nuevamente a intereses externos los gobiernos de la clase dominante de la sociedad panameña han impulsado políticas que atentan contra los intereses del pueblo panameño, en general, y del campesinado en particular.  Todas ellas al amparo de la propuesta global de capitalismo financiero internacional conocida como neoliberalismo, que no es más que un nuevo intento de controlar mercados y recursos de otros pueblos para beneficio de los estados poderosos y grandes empresas.  Por diversos medios han impuesto los famosos Tratados de Libre Comercio, logrados a través de las instituciones internacionales  como la OMC, FMI  y el Banco Mundial, todas al servicio del gran capital.  También cuentan con la fuerza militar como la que tienen en el medio oriente y últimamente en Costa Rica, sin olvidar a sus aliados internos, los que ponen a su servicio las estructuras del Estado como son la Asamblea, los tribunales, policías, instituciones autónomas como Anam, además de los medios de comunicación y la jerarquía eclesiástica.

Los hemos visto hacer leyes para apoderarse de las actividades y empresas más rentables del Estado a través de las privatizaciones.  De igual forma hacen leyes y decretos para privatizar las costas, playas y ríos, desconociendo el derecho de posesión sobre nuestras tierras.   Con la mentira de las concesiones se reparten las aguas, la riqueza del subsuelo y las montanas entre compañías extranjeras y esta clase dominante.

REUNIDOS EN LA COORDINADORA CAMPESINA POR LA VIDA expresamos nuestro rotundo rechazo a las políticas que vienen ejecutando los distintos gobiernos y partidos que han asumido la dirección de gobierno durante los últimos 20 años en alianza con el capital transnacional. Los programas ejecutados por el gobierno durante estos periodos no hacen ningún esfuerzo para superar la situación social que vivimos en el campo, más bien ésta se utiliza como excusa para grandes inversiones cuyos resultados no se ven y los recursos van a parar a la manos de unos cuantos a través de un sistema de corrupción  montado con la complicidad del los gobiernos de turnos y la empresa privada.  Este es el origen  de sus cuantiosas fortunas.

Con la complicidad del gobierno y la empresa privada se ha desatado una voraz ofensiva de acaparamiento y especulación de la tierra.  Esta situación la sufren nuestros humanos de la ciudad engañados por constructores de barriadas que estafan los ahorros de humildes pobladores, mientras que a otros los empujan a vivir en condiciones de aislamiento donde les son negados los más elementales servicios públicos. Igual ocurre en nuestro campo donde miles de campesinos son obligados e inducidos  a vender sus tierras o se les quitan en tramoyas legales.  A esto le agregamos los millones de hectáreas cedidas en concesiones a grandes empresas mientras los panameños viven en mayor hacinamiento  y condiciones insalubres.

Las empresas que en complicidad con los gobiernos de la mal llamada democracia propician y encubren las violaciones a las ya ineficientes leyes que rigen sobre el tema de las Minas; las que permiten los abusos a las comunidades y sus moradores, la devastación de montanas, contaminación de  ríos, el robo a la nación panameña evadiendo la declaración de minerales; que ha comprometido la seguridad y existencia de más de 14 comunidades del área de Coclesito, ahora intentan expandir su actividad destructora y mortal hacia nuestra área de Caño Sucio.
Nuestra organización ha recorrido un largo trayecto de lucha enfrentando los abusos de las mineras y su complicidad con los gobiernos, que  se inició con la condena, por nuestra parte, de un contrato amañado donde el Estado asume alto costos de la actividad, entrega exageradas concesiones de tierra y pierde control sobre los proceso de explotación minera, comprometiendo valiosos recursos del pueblo.  Entre los múltiples atropellos que han cometido se pueden destacar el inicio de operaciones sin la aprobación del estudio de impacto ambiental, grandes deficiencia técnicas en la operación de la mina de Petaquilla, las violaciones de derechos laborales, violaciones a normas de seguridad laboral, la amenaza y violencia contra comunidades enteras y dirigentes, que incluyen quemas de viviendas y maltrato físico, intentos de sobornos, irrespeto a la propiedad de las familias campesinas, venta obligada de tierras, apropiación de tierras comunales, campañas engañosos hacia las comunidades, contaminación de las agua de los ríos con sustancias peligrosas y devastación de aéreas de montañas.

Nadie entiende mejor el vínculo que hay entre los hombres y la tierra que los ve nacer que nosotros los campesinos. Nadie tiene una idea más palpable de PATRIA y su relación con la tierra que nosotros los campesinos.  Eso explica nuestra incorporación a la lucha independentista de siglo XIX y de la incorporación de centenares de campesinos tras la dirección de Victoriano Lorenzo en la guerra civil que se libró en Colombia, de la cual formábamos parte en los inicios del  siglo XX.

Ese vínculo, esa relación y vivencia con la tierra, de la cual dependen nuestras vidas es la que nos obliga a plantearnos la lucha por su defensa, porque en ello está también incluido el futuro de nuestros hijos y nietos, de nuestras comunidades, de nuestra cultura, de nuestro modo de vivir.  No es una protesta contra el llamado “Desarrollo” que se nos impone, sino un llamamiento por EL DESARROLLO QUE QUEREMOS. 

SI DESARROLLO ES DESTRUIR NUESTROS BOSQUES, SAQUEAR NUESTRAS RIQUEZAS, ACABAR CON LA PRODUCCIÓN Y LAS COMUNIDADES CAMPESINAS, ENTONCES ESE DESARROLLO NO LO QUEREMOS.

Como campesinos exigimos el cuidado de las riquezas naturales, que han pasado de una generación a otra y que son patrimonio del pueblo panameño.  Atendiendo a lo que hemos podido analizar en estos últimos años, consideramos imprescindible que SE SUSPENDAN TODOS LAS CONCESIONES Y PROYECTOS MINEROS que se ejecutan actualmente en el país, ya que además de los problemas ambientales y ecológicos que se están dando y se darán, son un robo descarado de nuestras riquezas.  Eso plantea a su vez la derogación de los Decretos y leyes que regulan actualmente la actividad minera de metales, por considerar que facilitan la extracción de recursos sin ningún beneficio para el país.  En su lugar ha de darse cabida a nuevas propuestas de desarrollo realmente sustentables, lo cual significa que deben considerar en primer orden las aspiraciones y capacidades de las comunidades campesinas ya existentes en al región.

En esta tarea por la defensa de nuestros recursos naturales y la dignidad de las comunidades toca una importante responsabilidad a las autoridades locales, distritales y provinciales, quienes se deben en primera instancia a las comunidades que los eligieron.  Por ello, por el derecho que nos corresponde como ciudadanos legítimos de este país, demandamos una gestión gubernamental comprometida en primera instancia con nuestros intereses, que se vea reflejada en todas las actividades y programas que desarrollan los legisladores, alcaldes y representantes de corregimiento de nuestra región.

Por muchos años nuestros enemigos han querido mantener separados los diferentes sectores de nuestro pueblo, con el fin de debilitar sus luchas y mantener engañados a cada uno por su lado.  Desde siempre han querido separar al negro del indio, al campesino de la gente de la ciudad, inventando mil prejuicios que siempre buscan favorecer la posición y la imagen de los ricos y de la gente en el poder.  Esa actitud y acciones son hoy más evidentes que nunca, cuando se quiere presentar al campesino de nuestra región como gente contraria al desarrollo y el progreso.  Por ello hacemos un llamado urgente a los sectores populares de nuestro país, y principalmente al movimiento popular de la provincia de Colón a que se sume e manera activa a la laucha pro la defensa de nuestra tierra y nuestra riqueza, que también les pertenece.

Si ese llamado es importante para los hermanos  trabajadores, estudiantes, amas de casa, y demás sectores de la ciudad, lo es en mayor medida para nuestros hermanos campesinos e indígenas, quienes se enfrentan a iguales condiciones en otras partes de nuestro país.  Quizás esa lucha sea frente a un proyecto hidroeléctrico, o frente a una concesión minera o turística, como sea, se trata del reparto que han desatado los depredadores de tierra, que quieren hacer a su antojo lo que sea para seguir enriqueciéndose.  Hermanos del campo, tenemos que unir nuestras acciones y esfuerzos, ASÍ COMO LAS QUEBRADAS SE JUNTAN PARA HACER RIOS, Y LAS LOMAS Y CERROS HACEN CORDILLERAS.

Resulta importante destacar que entre los múltiples esfuerzos que hay que seguir haciendo, a las comunidades del distrito de Donoso, y en especial al sector de Coclesito y Guasimo, les corresponde un papel de primera línea, ya que se encuentran directamente afectadas por la labor de las mineras Petaquilla y Minera Panamá.   A esas comunidades les corresponde una importante labor de resistencia y denuncia, que debe alimentar el accionar de nuestra organización y de las demás comunidades campesinas para desenmascarar las verdades sobre el robo y daño que realizan las mineras.

En ese mismo afán nuestra Coordinadora Campesina debe hacer un serio análisis de su experiencia y situación actual, con el fin de hacer frente a nuestras deficiencias, para corregirlas, y fortalecer el trabajo que hemos hecho hasta hoy.

Se puede decir que nuestra principal fuerza viene dada por el arraigo y la evolución de las acciones que hemos realizado.  Desde las acciones en las comunidades se pasa a acciones locales en determinados sectores frente a problemáticas particulares (impuestos, obras locales, oposición a INRENARE y ANAM, etc.).  Luego se pasa a un nivel regional con la creación de la Coordinadora Campesina Contra los Embalses (CCCE). Superado el conflicto por la ampliación del canal, hay un salto en el contenido del movimiento, enfocándose en un plano más integral de la región, pasando a convertirse en Coordinadora Campesina Por la vida.

Las posibilidades de avance de nuestra Coordinadora descansan en la independencia del movimiento.  Independencia significa que la Coordinadora Campesina por la Vida ha logrado ir precisando sus objetivos y metas en el conflicto, depurando a la vez su relación política con otras instituciones y organizaciones.  El movimiento, que no hace distinción por la adhesión política de sus miembros, surge vinculado las comunidades eclesiales de base, algunas ONG y universitarios.  Una primera separación se da con los partidos políticos electorales, a los cuales se les niega cualquier tipo de adhesión u orientación.  Sin embargo la diferenciación más importante ocurre en relación a la iglesia Católica, la cual desde su perspectiva conservadora considera a la CCPV como potencialmente peligroso a sus intereses en la región.  Para ello retira al equipo de misioneros Claretianos de la región, que habían jugado un papel importante en la promoción de la movilización contra los embalses, y hace una purga en la pastoral Social-Caritas, la cual había canalizado importantes recursos económicos para la organización.  Es decir, la ruptura, parte desde la jerarquía de la Iglesia Católica.

Debemos tener confianza en que podemos producir un cambio en la región por la experiencia acumulada por la organización y los resultados obtenidos en conflictos anteriores.  No debemos olvidar que hemos sido capaces de hacer muchas cosas, comenzando por nuestra propia subsistencia.  Hemos sido los que construimos los caminos, las escuelas, los acueductos, las capillas.  Logramos sostener nuestros medios de producción, a pesar de las medidas restrictivas de corte conservacionista que legalizó el gobierno a través de INRENARE y ANAM.  Pudimos hacer frente al gobierno, la Autoridad del Canal y toda una campaña propagandística e intimidadora, para contribuir a rechazar la creación de tres embalses artificiales en la región.  Esa certeza quedó expresada cuando señalamos que "Dure lo que dure, cueste lo que cueste, si luchamos como hermanos, esta lucha la ganamos!"
A pesar de eso debemos reconocer que existen ciertas fallas que debemos corregir.  Uno de ellos es el aspecto de orden económico toda vez que limita de manera importante, no ya la permanencia de los activistas, sino la posibilidad de llevar a cabo algunas acciones y propuestas.  Importante es señalar que la CCPV nunca ha tenido recursos para malgastar y aun cuando en algún momento hubo un apoyo importante de la iglesia a través de la Pastoral Social-Cáritas para la movilización fuera de la región, el sostén económico principal ha sido el aporte de sus propios miembros.  Es necesario que preparemos una propuesta más firme de cara a garantizar el sostenimiento de la organización.

En relación a las limitantes de orden político las mismas vienen dadas por dos factores.  Por un lado por las acciones desarrolladas desde la esfera estatal y de las empresas en contra del movimiento campesino y, por el otro, por la falta de una propuesta de desarrollo ordenada y explícita de la CCPV. 

No ayuda el hecho de que no hayamos ordenado una propuesta de desarrollo, por más rudimentaria que esta sea.  Ciertamente hemos dicho que “Creemos que otros proyectos, otro desarrollo, otros modelos de sociedad son posibles y nosotros tenemos mucho que aportar”, “la CCPV fortalecerá y ampliará sus objetivos para encaminarse a la construcción de una sociedad más justa y solidaria”, pero para encaminarse hacia un cambio es preciso dar a conocer esa imagen que se tiene del futuro, no a los adversarios, sino principalmente a nuestra propia gente y a todos los sectores que potencialmente se pueden sumar a nuestra lucha.

Se requiere además de un plan político de acción para llevar a cabo esa propuesta.  Esto es una necesidad impostergable si se tiene presente que la propuesta no se va a ejecutar solo porque es “buena” o se ve bonita, entendiendo que no estamos solos en esta lucha.  Aun en la posibilidad de que el gobierno se incluya en la ejecución de una propuesta de desarrollo, no dejará por eso de tratar de cambiar la situación en su favor.  En ese sentido, se deben prever acciones encaminadas a cambiar la correlación política a favor de la propuesta campesina.  Esto debe hacerse también en el plano de la formación de conciencia de nuestros compañeros.  En este momento eso es crucial.

CCPV, 16 de octubre 2010

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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.