Por
Quibian Gaytan
Vocero del
Comité Central del Partido Comunista (Marxista-Leninista) de
Panamá
El partido en el Estado
Español Organización Comunista Bandera Roja (OCBR) tomando como verdad de a
puño una conseja dirigida a nosotros por el CR-PCE., asumiéndola también nos
recomienda profesoralmente de “lo necesario que es pasar del “pensamiento Mao Tse-tung” al maoísmo”.
(El resaltado les pertenece). No compañeros,
no es correcto dar consejos sin que nadie se los solicite. ¿Por qué si
Ustedes no se siglan así, recomiendan otros así lo hagan? Hacer eso es
inadmisible, es ingerirse en la majestad estructural de un partido comunista
independiente; irrespetuoso y violador de las normas tradicionales consagradas
en las relaciones interpartidarias en el Movimiento Comunista Internacional, de
ayer y de hoy.
Escriben, además, como
para remarcar el tributo que pagan al neocolonialismo ideológico: “… es perfectamente
entendible para todos los maoístas, que
consideran el maoísmo como parte y desarrollo del marxismo-leninismo”. ¡Habéis
descubierto la goma de mascar! ¡La mayoría tiene siempre la razón, por lo que a
la supuesta “minoría” sólo le toca marcar el paso del pelotón. ¡Que profundidad
de pensamiento!
Para algunas personas, por
estarse dando pellizcos en el ombligo, obnubilada la conciencia por la creencia
de ser el centro único no ya del mundo del marxismo sino del Pensamiento
Maoísta, no dejan pasar por su mente el
hecho político objetivo de que más allá de su horizonte ideologista existen
otros proyectos de unificación internacional, que poseyendo el mismo objetivo
correcto de construcción de la Nueva Internacional Comunista, están dando pasos
concretos en esa misma dirección pero desde otras perspectiva del acumulado
teórico y práctico del Movimiento Comunista Marxista-Leninista basado en la
verdad universal y en el enriquecimiento de los principios revolucionarios
proletarios legados por el camarada Mao, desde la segunda mitad del siglo XX a
hoy.
Ciertamente, entre esa diversidad de proyectos
internacionales existen y subsisten una gran gama de diferencias teóricas
interpretativas, de mayor o menor acercamiento al pensamiento de Mao, reclame
de ortodoxia de líneas estratégicas y tácticas y del camino más o más expedito a la victoria de la revolución
social. Son, ellos, factores de diferenciación ideológica, contradicciones
objetivas y subjetivas, de desunión política y organizativa entre los
diferentes proyectos organizativos internacionales y en el seno mismo de cada
uno de ellos. Debido a los cuales encontraremos y encontramos siempre en el
seno de los mismos, sea a nivel de proyecto organizativo y político
internacional o de cada concreción organizativa nacional, un ala de derecha, un
ala de centro y un ala de izquierda. No obstante, dichos factores hasta cierto
punto limitantes, tienen en común, además de la realización victoriosa de la
Revolución Proletaria Mundial y la instauración de la Dictadura del
Proletariado internacional, el reconocimiento e implantación como ciencia de la
emancipación del proletariado y de la humanidad aún oprimida el
Pensamiento-guía de Mao Tse-tung o Maoísmo, el marxismo-leninismo del siglo
XXI.
Es, pues, tarea
internacional central conseguir la
unidad en la diversidad de interpretación y aplicación del Pensamiento-guía
Maoísta. Tarea política, de valor internacional y absolutamente insoslayable,
que demanda de todo comunista proletario e internacionalista el buscar,
identificar y unir a la izquierda, maoísta, ganarnos al centro avanzable a la
izquierda, neutralizar o recuperar a la derecha de cara al sano pensamiento
maoísta y a la violencia revolucionaria.
Eso exige el sano juicio comunista,
marxista-leninista-maoísta hoy. Pero no para ciertos “maoístas” –pésimos
seguidores del pensamiento Gonzalo-, del tipo del CR-PCE, al parecer seguidos, a
pies juntillas, por los compañeros del OCBR, indigestados por un dogmatismo
ideologista trotskysante, se comprometen en una adulteración absolutista y burocrática
de la maoísta tesis de la lucha de dos líneas. La que en sus manos se convierte,
bajo un atosigado y momificado
enfrentamiento a “muerte” entre “línea roja” y “línea negra” sin contenido
comunista proletario real en materia de organización del partido y de la
Internacional en fraccionalismo de hecho y eternas pugnas “literarias” sobre
cuestiones vitales o de segundo orden. Absolutizar, venga a cuento o no, la
lucha de líneas: encontrar y batir al revisionismo, al eclecticismo y el
conciliacionismo y si no lo encontramos entonces debemos inventarlo. Pero, no
en la propia estructura partidaria. ¿Qué es
todo eso? Revisionismo de nuevo tipo, pero en su real significado
político y de clase anarquismo en materia de organización de la más pura cepa.
¿Acuso, por todo lo
señalado arriba, a los compañeros dirigentes de la OCBR de ser trotskystas o de
ser falsos maoístas? De ningún modo. Por firmantes de la Declaración Conjunta
del 26 de diciembre último nada los señala de tales. Sólo que se han dejando
sorprender en su buena fe o se han dejado llevar por diferencias
circunstanciales o exacerbados sentimientos nacionalista como señalan los
camaradas de la UOC (MLM) en su último Pronunciamiento - recordemos que ellos mismos se reconocen como
formando parte del “Estado Español”- dados los venenosos y “carroñeros” ataques,
como los calificase el Colectivo del blog Odio de Clases, y lo son aunque los señores del CR-PCE hayan intentado cubrirse con un desinteresado
e inocuo derecho de “crítica”.
El derecho de crítica es
norma de principios y de vida en un Partido Comunista. Se trata de una ley
general de construcción del Partido Comunista, en el país que sea, y del viejo
Movimiento Comunista Internacional como del Nuevo en construcción. El principio
de la crítica y autocrítica es un arma de evitar y corregir los errores en y el
Partido y de cada miembro de él; una herramienta de educación colectiva y de
autoeducación del militante o cuadro. Jamás puede ser utilizada como un arma
destructiva del aparato del Partido o de la personalidad individual de cada
miembro. Libertad de crítica y deber de autocrítica son, pues, dos aspectos que
dialécticamente se complementan. Tiene un valor absoluto en y para el Partido,
su único limitante es que debe apoyarse indefectiblemente en la Línea
Organizativa del partido (Declaración de principios, Programa Político y en los
Estatutos partidarios). Por lo que, de no existir crítica y autocrítica en un
Partido Comunista y en el MCI (mlm), entonces o no existirá vida normal y sana
en su seno o no estaremos ante un Partido Comunista de tipo leninista-maoísta.
La crítica como la
autocrítica, como queda dicho, jamás puede ser utilizada, por fuerte que sean
las discrepancias, como un arma de aniquilamiento de un miembro o parte
formativa del Partido, ni de sacudimiento de la vida democrática y unidad
interior del Partido ni como mandurria utilizada contra un Partido o Colectivo
comunista con la cual se han contraído compromisos de fraternidad o de mutuo
reconocimiento. Si alguien hiciese eso, ya no estaríamos de cara ante un
correcto utilizamiento de la crítica y la autocrítica, sino ante genuino
ataque. Se crítica al camarada o al Partido Comunista fraternal, se ataca al
enemigo de clase en materia ideológica, materia política y revolucionaria y en
materia organizativa. Eso debe quedar absolutamente claro y no puede haber
discusión o peros al respecto. Se trata del ABC del marxismo-leninismo-maoísmo.
ABC del
marxismo-leninismo-maoísmo que, por el contrario, caracteriza indeleblemente el
tipo de relaciones que el CR-PCE quiere imponer –a golpe de vaqueta- a otros
Partidos, con los cuales mantiene o ha mantenido puntos de afinidad y puntos de
diferencias (preciso, toda diferencia es ya una contradicción en el seno del
proletariado comunista a superar). Constante y reiterativamente éste Partido,
aunque tratando de matizarlos con llamado a “no confundir la crítica con
ataque”, ha estado violando estos principios normativos de las relaciones entre
partidos fraternales. No tiene pepitas en la lengua ni control sobre las teclas
del ordenador. Así públicamente, sin que mediasen relaciones formales de
reconocimiento y respeto mutuo, nos han llenado y eso cuando sólo hemos tenido
contactos informales desde 2011 de vituperios, groseros, infamantes e
ingerecionistas: “oportunistas”, “revisionistas”, “oportunistas”, “eclécticos”
y otras lindezas adjetivales. Los que las hemos recibido con encogernos de
hombro; es más, le hemos señalado, en intercambio epistolar bilateral, libre
sois de etiquetar a Raimundo y a todo el mundo como os plazca. Pero, por lo
menos, tenemos el derecho de exigirles sobre que hechos concretos basan su
exigencia de conducirnos ante un Tribunal de Disciplinamiento Internacional
Comunista marxista-leninista-maoísta y la entidad internacional que debería
atender este histórico caso. ¿El MRI? ¿CIPOML-ICOR?
Por lo que se sabe, y lo
saben tanto el Movimiento Comunista Internacional
Marxista-leninista-Pensamiento de Mao Tse-tung, el Movimiento Comunista
Internacional Marxista-Leninista-Maoísta como el Movimiento Comunista
Internacional (Maoísta) nunca hemos sido parte del MRI, como tampoco adscritos hasta ahora a la Línea
General Internacional del PCP. Aunque sí hemos sido y somos parte de
CIPOML-ICOR, con el cual hemos contraído compromisos políticos, de respeto y
reconocimiento mutuo, de respeto a la propia identidad ideológica
marxista-leninista-Pensamiento de Mao
Tse-tung y no injerencia en los asuntos que competen a cada quién y no
realización de debates públicos, entre otros. CIPOML-ICOR han respetados dichos
acuerdos y nosotros, el PC (ML) P, intentado cumplir con los compromisos
conscientemente adquiridos.
Aún antes de ese marco de
acuerdos con CIPOML-ICOR, nuestro Partido ya ha establecido independientemente
su propia Línea Internacional. Esquemáticamente resumible así, bregar
activamente por la construcción del Partido Comunista Mundial de Nuevo Tipo,
por una nueva Internacional Comunista basada en el Marxismo-Leninismo-Maoísmo,
y buscar establecer contactos y relaciones con todos los Partidos Comunistas
Marxistas-Leninistas-Pensamiento de Mao Tse-tung –aún no conocíamos la
existencia del Movimiento Comunista Internacional (Maoísta), aunque sí referencias
bastante débiles sobre el PCP y el MRI- de los diversos países del mundo.
Desarrollando tal tarea nos hemos propuesto establecer contactos y relaciones
con todos los partidos comunistas marxistas-leninistas, hoxhistas, no
marcadamente hostiles al marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Tse-tung, con la
convicción en ellos podríase encontrar un ala de izquierda consecuentemente
marxista-leninista antirrevisionista.
OCBR ha cometido un desliz,
por decir lo menos, por desconocer, al parecer, nuestra existencia política
organizativa, trayectoria política y nuestra toma de posición ideológica plasmada
en nuestros Documentos Centrales (Programa Político Fundamental y Programas
concretos o plataformas políticas concretas, Declaración de Principios y
Estatutos), como de nuestra Línea Política Internacional. Él, el redactor del
comunicado de enero del OCBR, al repetir mecánica y seguidistamente el
“consejo” del CR-PCE respecto a los comunistas de Panamá –quizás tras intentar
informarse de escritos de renegados del maoísmo y degenerados en
neorevisionistas parlamentaristas panameños, del tipo del MLN-29-, con la
transparente ingenuidad de una monja política, condescendientemente nos
alecciona el que debamos pasar del Pensamiento de Mao Tse-tung al “maoísmo” tal
como lo entiende CR-PCE. La cosa era risible, por ridícula.
Pero, a OCBR no vamos a pasarle
el desaguisado. Puesto que también ellos cometen el mismo error de los maoístas
ecuatorianos. Por cuanto, también él, nos resulta incapaz de no respetar
nuestra independencia política e ideológica y orgánica. Hemos de señalarle en
respuesta que: Desde nuestra ruptura con el partido revisionista de Panamá
(denominado Partido del Pueblo, un partido browderiano y prokruschevista), y de
la cual hacíamos parte hasta 1968, hemos asumido el Maoísmo como fundamento
ideológico de nuestra fracción en el seno del mismo, la Corriente Ala Proletaria, y del intento organizador del
Partido Comunista Revolucionario de Panamá, desgraciadamente fallido al fracasar un operativo nuestro contra la
dictadura militar del gral. Omar Torrijos y por la cual la mayoría de la Dirección
fue encarcelada. En 1972, nos reorganizamos provisionalmente como Frente Obrero
Socialista (Marxista-Leninista-Pensamiento de Mao Tse-tung), identificándonos y
siendo reconocidos públicamente como “maoístas” (1972-1979); luego de la acción
divisionista y liquidadora de los “hoxhistas”, en 1980 hemos creado el Buró de
Reconstrucción del Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá, asumiendo
el marxismo-leninismo, hoy Maoísmo como nuestro Pensamiento-guía; hemos
editado, en los diferentes períodos de nuestra existencia política y
organizativa, Tribuna Socialista (1969-70),
Bandera Roja (1973-1979) y Nueva Democracia (1981-2012) como
órganos centrales de nuestras iniciativas orgánico-política en el transcurrir
de los diferentes momentos políticos.
Asimismo, cabe señalar, OCBR
como el CR-PCE por alguna razón, lo más seguro por deficiencias en nuestro
trabajo de relaciones internacionales –además, porque en nuestro país el
imperialismo y la oligarquía burocrático-compradora han mantenido por largo
período y que no nosotros no hemos podido romper las fronteras ideológicas
cerradas al maoísmo, no así para el castroguevarismo y el revisionismo moderno,
no hemos podido establecer relaciones formales con partidos
marxistas-leninistas de los diversos países, como tampoco hemos podido
discernir e individualizar claramente en la multiplicidad de escuelas de
interpretación y aplicación del Pensamiento de Mao o maoísmo. Por lo que, a
todo lo largo de 10 años, hemos estado forzados a desenvolver nuestra actividad
política e ideológica completamente aislados y de manera independiente del
Movimiento Comunista (ML). No obstante, por todos los años 80, fue la primera
vez que rompíamos el cierre de la frontera ideológica, hemos establecido relaciones muy íntimas con
el Partido Marxista Leninista Italiano (sustentado él en el Marxismo Leninismo Pensamiento de Mao) el cual nos ha
servido de punto de guía y orientación ideológica, pero respetado firmemente
nuestra independencia de interpretación ideológica y las relaciones que
pudiésemos establecer con otros partidos comunistas antirrevisionistas aunque
no compartiesen afinidad con su propia posición ideológica.
Aclaremos también que con
el Partido Comunista del Perú, como queda señalado más arriba, nunca tuvimos
relaciones directas, informales o formales. Aunque ello no fue obstáculo para
en nuestro país le defendiésemos y a la guerra popular que desarrolla. Así
mismo hemos apoyado, defendido y propagandizado alrededor de la figura del
camarada Abimael Guzmán y asumido tesis del Pensamiento Gonzalo; propagandizado
y exigido por su libertad cuando en 1992 fuese detenido; tanto así que, a
mediados de los años 80, los Servicios de Seguridad del dictador Noriega en
colusión con aquel del Perú han enviado a Panamá a su agente provocador
“periodista” Gorriti para que nos investigase. Se ha hecho costumbre en nuestro
país, con miras de suscitar desconfianza y rechazo en parte de nuestro pueblo,
desde los ambientes revisionistas (Partido del Pueblo) y neorevisionistas (MLN-29),
el calificarnos de “gonzalistas” y “senderistas”. Si lo fuésemos, ello no nos
agraviaría de modo alguno. Todo lo contrario, estaríamos orgullosos y altamente
honorados. Pero, no lo hemos sido ni lo somos.
Probablemente seremos uno,
con el PCP, como con el OCBR y CR-PCE, de lograr llevar a culmine la histórica
tarea y lucha por la constitución de la Internacional Comunista de Nuevo Tipo, marxista-leninista-maoísta, o
simplemente maoísta.
OCBR debe ser más serio en
el tratamiento de cuestiones serias. Se trata de postulados
marxistas-leninistas, máxime maoístas, en el tratamiento de cuestiones de principios.
En eso no se tolera opiniones fáciles, no sustentada en investigaciones
concretas y dejarse llevar por la presunción o la “verdad” expresada por tal
partido u Organización, por prestigioso que sean, respecto a entidades
organizativas que desenvuelven su acción revolucionarias en entidades en
sociedades alejadas de la experiencia concreta del criticador. Ganar votos es fácil, no ocurre lo mismo con
la investigación fáctica en que desenvuelve su acción política revolucionaria
tal o cual Partido o Colectivo
pro-construcción e Partido Comunista Maoísta. Los juicios subjetivos, la mayor
de las veces, empañan u ocultan la verdad objetiva, revolucionaria.
Tal es el caso, dicho sea de
paso y aprovechando la ocasión, de su de su destructivo y sorprendente ataque a
los camaradas del Colectivo Odio de Clase. ¡Pucha, que forma de anonadar al
aliado, como si fuese el enemigo de clase!
¡En qué fundamentáis ese
desaforado ataque público a OdeC? Mienten descaradamente y públicamente sobre
el papel y comportamiento político e ideológico cumplido por ellos. Así como
también de cara a su incuestionable papel internacionalista proletario y sus
campañas por el logro de la unidad del Movimiento Comunista mundial (maoísta). De la que han dado
muestras y pruebas sistemática y permanentemente. El Colectivo de Odio de
Clase, por su férrea identificación y defensa del Marxismo-Leninismo- Maoísmo
se ha ganado con creces un lugar especial dentro del Movimiento Maoísta
internacional.
Muy cuestionable y
repudiable su ataque, que no crítica, al Colectivo de OdC por injusto y de mala
leche. Por no haber sabido respetar las relaciones políticas e ideológicas que
han mantenido hasta esa fecha con ellos. Nada les impedía, respetando dichas
relaciones fraternales, el absolver las diferencias, de la índole que hayan
sido, bilateralmente. Haciendo recurso
al intercambio epistolar y a los encuentros bilaterales para la búsqueda de lo
que los unía y superar los que los
desunía.
Pero, no. Ustedes,
compañeros de la OCBR, por alguna razón que se nos escapa (¿inexperiencia
política en el tratamiento de las contradicciones en el seno de pueblo?) han
aprovechado la ocasión de su reafirmación de la suscripción de la Declaración
Conjunta para asestarle, sorpresivamente y sin justificación política alguna,
un golpe en la nuca a OdC. Intentan
Ustedes tejer una justificación: OdC ha pecado de antimaoísmo por que mantiene
relaciones con una Organización Hoxhista, calificando ello se traduce en que
OdC “no practica la lucha de dos líneas en el seno del MCI”. ¿Hay alguna
seriedad en una tal acusación?
Asumen Ustedes que las
Organizaciones hoxhista son compactas como
un bloque de acero. Todos allí son provocadores, revisionistas y
antirrevolucionarios, por lo que allí nadie es rescatable o sumable a la línea
de la guerra revolucionaria como vía de la toma del poder. Allí no existen ni
un ala de izquierda marxista-leninista sincera, ni un centro ganable a
posiciones de izquierda proletaria. Por lo que sería inútil, quizá
contrarrevolucionario, que el Partido Comunista (maoísta), el cual no existe
aún o está en etapa de gestación en España, gastase esfuerzos y trabajo para acercarse a la base proletaria y al ala
de izquierda de los mismos para atraerlos a la revolución y a posiciones
favorables al marxismo-leninismo-maoísmo. Con esa actitud, con esa política de puertas
cerradas, estén seguro de ello, malograrán la construcción del núcleo dirigente
marxista-leninista-maoísta y remitirán a las calendas griegas a la revolución.
La táctica que, al
parecer, recomiendan ustedes echa a la basura toda la experiencia
revolucionaria del Partido Obrero Socialdemócrata ruso (bolchevique) y del
partido Comunista de Rusia (b) garantizador del triunfo de la lucha política prolongada y su coronación con
la insurrección proletaria de 1917. Así, como toda esa rica experiencia de
lucha política y guerra revolucionaria de larga duración en China por la
revolución y construcción socialista. Ni el Partido Bolchevique, de Lenin y
Stalin, ni el Partido Comunista de China de Mao Tse-tung se han negado nunca,
sin menoscabar mínimamente los principios guías, a suscribir acuerdos políticos
con los partidos pequeñoburgueses, mencheviques y socialrevolucionarios que más
antileninistas no podían ser, como tampoco el PCCh de Mao a aplicado una política de puertas cerradas de frente al
Kuomintang y otros partidos burgueses y pequeñoburgueses revolucionarios.
El Colectivo Odio de
Clases, al rechazar ese izquierdismo infantil y ese dogmatismo trotskysante de ninguna
alianza, táctica o estratégica, con partidos radicales pequeñoburgueses
autoproclamados “marxista-leninistas”, al llevar a la práctica una línea
política consistente en unificar, primero, a los marxistas-leninistas-maoístas,
para luego, en le transcurso de aplicación de una política de lucha en la
unidad al establecer niveles de coordinación con partidos radicales o
nacionalistas pequeñoburgueses, está aplicando una correcta política proletaria
y cónsona las lecciones dadas por el Marxismo-Leninismo y el Maoísmo.
Ustedes, compañeros de la OCBR, consideramos los comunistas de Panamá, no
sólo se han equivocado ideológicamente en su valorización de la política del
Colectivo Odio de Clases, sino en el método de enfrentar las contradicciones
que mantienen con el mismo. En vez, de de tender puente de acercamiento y
unidad con ODC, han buscado como dicen Ustedes mismo “sembrar cizaña y
división”. Nada bueno cosecharán.
Muy esimados camaradas,
ResponderEliminarExcelente documeto por el cual les damos la más sincera felicitación y asi mismo les agradcemos calurosamente las alusiones en defensa de ODC.
Un muy grande y muy efusivo abrazo de nuestra parte.