Por Quibian Gaytan
La desaparición y brutal
asesinato del periodista Yamal, natural saudí y residente en EE.UU., y muy
ligado a los altos medios de “información” de dicha superpotencia imperialista
(es decir, pues, del espionaje y subversión contra su propio país), en el
Consulado Arabia Saudita en Ankara, Turquía., se ha destapado una auténtica
Caja de Pandora. De pronto las contradicciones interiimperialistas han conocido
un nuevo inusitado alto vuelo. El imperialismo yanqui, como el viejo caporal –bajo
la presión de la opinión pública patriotera local y la de las “ventajas
políticas” que sacarían sus socias y rivales-, no ha tenido otra que blandir el
garrote y amenazar con sanciones. Pensando que tendría contra la esquina a su
tradicional viejo lacayo y así sacarle mayores ventajas económicas y políticas,
pero la criada (eso creía Trump) le ha salido respondona.
El supuesto rey de arenas y
ovejas, aunque sentado en un trono de petróleo, habría de bajar la cabeza,
sumiso como ya era tradicional, por lo menos así lo consideraban los imperialistas
yanquis con a la cabeza Trump, y correría a satisfacer con sus exigencias
imperiales. Se ha parado en sus dos patas y desafiante y vociferante le ha espetado
en la cara: “¡Si aprobáis sanciones, destruiremos vuestra economía y nos
acercaremos a Rusia e Irán!”.
Si bien es cierto, nadie puede esperar más, tal respuesta de
Riad en modo alguna mostrería una toma de posición antiimperialista o una
cualquier veleidad revolucionaria, el bofetón en pleno rostro de Trump ha sido
dado. Y Salman sabe como se las traga el Tío Sam y ha de esperar la respuesta
airada y bélica por una tal osadía.
Por lo pronto, se ha acrecido
los temores de los capitalistas burocráticos saudíes ante las consecuencias de
una aprobación del Congreso estadounidense y aplicación internacional de las
sanciones –ya obsecuentes y con las bolsas abiertas, a ver que sacan del encontronazo
que se avizora, se han juntado a EE.UU. el Reino Unido, Francia y demás
imperialistas occidentales se han cuadrado con las mismas- contra el reino árabe.
Así, como primera consecuencia, el índice bursátil de la Bolsa de Arabia
Saudita ha caído en un 7%. A la vez, que la gran prensa imperialista internacional
se dedica a levantar polvareda y a atronar los cielos: sobre la “bestialidad
sanguinaria” del reino “feudal”, su violación flagrante a la soberanía de
Turquía y por tal “crimen de lesa humanidad”. ¡Ellos, los imperialistas y
colonialista, los que tienen su poder y sus manos tintas en sangre de millones
de seres poblantes del Tercer Mundo o no, precisamente se erigen en paladines
del “derecho internacional”, del “respeto a la integridad soberana de los
Estados” y en la condena del atentado contra la libertad de prensa! ¡Ahora y
sólo ahora! ¡Hipócritas!
En respuesta, a la amenaza de
aplicación de tales sanciones, así como el ser presumible una agresión armada coaligada,
las autoridades saudíes han hecho pública una declaración amenazando con “una
acción mayor” contra EE.UU. y demás potencias imperialistas occidentales.
Posición asumida por Riad que
la Televisión estatal ha expresado: “Si EEUU impone
sanciones a Arabia Saudí hará frente a un desastre económico que hará temblar
al mundo. Riad es la capital de su petróleo y puede afectar a la producción y
los precios del petróleo… Si el precio de 80 dólares el barril ha irritado al
presidente Trump, nadie sabrá cómo reaccionar si el precio llega a 100 o 200
dólares el barril y quizás el doble de esa cifra. Arabia Saudí podría comenzar
a fijar el precio del petróleo en la moneda china, el yuan, en lugar del
dólar”. “Además, EEUU se verá privado del mercado de Arabia Saudí, que es una
de las 20 mayores economías del mundo”.
Y jugando,
hábilmente, por ahora simple bravuconada, con las contradicciones interiimperialistas, peculiarizadas hoy por el choque entre las Superpotencias
imperialista en todos los terrenos –comercial, financiero, industrial, cultural,
en la política internacional y en sus carreras desenfrenadas por zonas de
inversión para sus capitales y áreas estratégicas militares- y que se han
convertido en base de la multipolaridad en desmedro de la monopolaridad
estadounidense. El rey Salman y sus estrategas saben y saben muy bien, dada sus
largas migas con le superpotencia imperialista norteamericana, que esta ha perdido
su papel hegemónico en el mapamundi capitalista.
Sabiendo ello,
el régimen autocrático burgués de Arabia Saudita juega al viejo “juego del
péndulo”, el asar sus castañas entre las múltiples contradicciones que sacuden
al Sistema Imperialista Mundial. Oscilando entre ya la superpotencia
estadounidense, hoy en estado decadente, y las Superpotencias imperialistas
rivales de aquel: principalmente China socialimperialista, Rusia y demás países
neoimperialistas (India, Pakistán, Rodesia, Irán y otras).
Así, sacando lecciones y utilizándolas para saltar el bache (el
asesinato del periodista Khashoggi) llega a la conclusión: Arabia Saudí Arabia
estará (¡lean, lean!) entonces más cerca de Irán que de EEUU… y Hezbolá y Hamas
dejarán de ser enemigos para convertirse en amigos”. Sobretodo que Rusia y
China están preparados para satisfacer las necesidades de Riad”.
Cerrando
este artículo, como perla en la corona de la reina, apunto dos hechos de máxima
importancia estratégica en daño de los planes geopolíticos y militares sustentadores
de la hegemonía yanqui mundial y de su capacidad de enfrentar el reto del bloque euro-asiático:¡La posible construcción de una base rusa en
Tabuk y la amenaza saudí de destruir el valor del dólar vendiendo masivamente
sus bonos en el mercado de la deuda pública estadounidense
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