El 8 de marzo tiene un rigen proletario y marxista-leninista y está estrechamente ligado a la lucha por la emancipación femenina y el socialismo.
La Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas ( aún no había ocurrido la escisión entre marxistas-leninistas y socialdemocráticas), realizada el 27 de agosto de 1910, en la cual participaron delegadas de 14 países, decide, a propuesta de las marxistas-leninistas rusas y europeas inspiradas por Lenin, instituir una Jornada Internacional de la Mujer en un domingo entre febrero y marzo. La historia del movimiento obrero nacional e internacional nos conduce a que fue decidido para celebrar cada año en el mundo entero esta jornada en recuerdo del martirio de 129 obreras del Algodón de Nueva York muertas en 1908 en el incendio de la fábrica en la cual el patrono las había encerrado por represalia.
Esta Conferencia aprobó una moción, asumida después como resolución, en la cual se afirmaba: “De acuerdo con las organizaciones de clase y sindicales del Proletariado, las mujeres socialistas de cada nación organicen en sus países cada año una jornada de la mujer que en primer lugar sirva como agitación por el derecho de voto femenil. La exigencia debe ser considerada a la luz de su relación con la entera cuestión femenina expresada por la concepción socialista.
La jornada de la mujer debe tener un carácter internacional y debe ser preparada con todo cuidado”.
Ya en 1911, se registran en varias partes del mundo manifestaciones e iniciativas que celebran esta jornada, pero aún ellas se desenvuelven en fechas diversas.
Fue la Conferencia de las mujeres comunistas en 1921 (hoy se diría marxistas-leninistas) en decidir que esta jornada fuese celebrada cada año, contemporáneamente en todo el mundo, en la fecha del 8 de Marzo.
El 14 de junio de 1921, la II Conferencia de las Mujeres Comunistas (se tiene siempre en víspera de los congresos de la Internacional Comunista) y a la cual participan 82 delegadas de 28 países, a la conclusión de sus labores “adopta la fecha del 8 de Marzo como Jornada Internacional de las Obreras, día de la primera manifestación de las obreras de Petrogrado contra el zarismo”.
El 8 de Marzo de 1917 (23 de febrero según el antiguo calendario juliano), las mujeres de Petrogrado en efecto salieron a centenares de millares a la plaza para reivindicar pan y paz. Fue talmente grande, corajuda y combativa su acción que aún las fuerzas represivas zaristas no osaron intervenir. Aquella manifestación es recordada como la chispa que dio fuego al polvorín de la revolución burguesa de febrero, preludio de la Gran Revolución de Octubre.
La escogencia de aquella fecha para celebrar la jornada internacional de la mujer está de ahí para significar el rol decisivo que las masas femeniles tienen en la lucha política y social, y cuanto la lucha por su emancipación está ligada indisolublemente a la lucha de clase y a la lucha por el socialismo.
Por largo tiempo las masas femeniles italianas y del mundo entero han celebrado el 8 de Marzo inspirándose directamente en la URSS de Lenin y Stalin. No podía dejar de ser así. Aquel modelo y aquella experiencia inspiraban justamente a las mujeres explotadas y oprimidas, como la Revolución de Octubre, primero, y la Gran Revolución Cultural Proletaria china, después, han inspirado al proletariado y a la juventud revolucionaria del mundo entero. En Italia el 8 de Marzo ha medido de largo la lucha de las masas femeniles y a todo el movimiento obrero, antifascista y progresista de nuestro país.
Memorable el 8 de Marzo de 1943 cuando las obreras y ls trabajadoras dieron vita a una corajuda movilización contra el nazifascismo que desembocó después en la gran lucha de liberación nacional. Bajo el fascismo ea vedado celebrar el 8 de Marzo, y aún en la segunda postguerra se denunciban y perseguían por último a las mujeres que osaban distribuir mimosas que desde 1946, por decisión de la Unión de Mujeres Italiana (UDI), era devenida en Italia la flor símbolo de esta jornada.
Empero las masas femeniles italianas, con a la cabeza las trabajadoras, han defendido con los dientes el 8 de Marzo, imponiendo por último, por diversos años, a los patronos y al gobierno que le fuese concedida, al menos parcialmente, jornada festiva a las mujeres.
Con la explosión del 68 el 8 de Marzo conoce después un nuevo despertar. Deviene la ocasión para las grandes manifestaciones de plaza que cada año ponen la atención en las reivindicaciones femeninas, de los derechos al trabajo y a la paridad salarial, a los servicios sociales, como a las guarderías y consultorios, a los derechos civiles, como el divorcio y el aborto.
Después gradualmente, los revisionistas, reformitas y renegados del comunismo han vaciado el 8 de Marzo de todos usus contenidos proletarios y emancipatorios ofreciéndolo por un plato de lenteja a la clase dominante burguesa y a la Iglesia Católica que la han siempre mal visto y hostilizado, hasta llegar a adelantar la propuesta de suprimirlo.
Nosotros marxistas-leninistas, al contrario, queremos que esta gran bandera roja torne a flamear con más fuerza que antes y que en uno de los próximos 8 de Marzo se alcance a reportar en plaza a las masas, con a la cabeza las mujeres y muchachas, sobre la base de las reivindicaciones femeniles y de la consigna de Italia Unida, Roja y Socialista.
2 de marzo de 2011
(Tomado de Il Bolscevico, órgano del Partido Marxista Leninista Italiano)
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