Por: Quibian Gaytan
Los trabajadores y la población en general, tanto de Wisconsin, Ohio y otros Estados de la Unión Norteamericana, siguen movilizándose contra los designios de los gobernadores republifaschos de quebrarle el espinazo al movimiento sindical.
Bajo la excusa de enfrentar los efectos de la crisis económica, como aquella que ha puesto al borde de la bancarrota fiscal a los estados de USA, los gobernadores de dichos estados todos del partido republicano han programado duros cortes en los programas sociales y, en el camino, destruir los Sindicatos obreros. Dado que son precisamente ellos, los Sindicatos, entre todas las organizaciones sociales populares, los únicos que tienen la capacidad organizativa y de lucha parar enfrentar los tales reaccionarios programas de reajuste de los presupuestos estaduales.
En eso, dichos sectores ultraderechistas y antiobreros le han lanzado al movimiento sindical estadounidense un reto: el que se lancen a la calle en movimiento reivindicativo para así poder, en esa prueba de fuerza, romperle la columna vertebral.
Pese a la amenaza los trabajadores organizados – trabajadores del sector público, bomberos, policías y maestros y otros en número de 300,000- han aceptado el reto y dado inicio a una movilización de masas que como aceite se expande a más y más estados. Esta paulatina e inexorable extensión de las protesta obreras y populares por todo el país puede provocar, como resultado de primera instancias, la intervención del Poder Federal Central (esto es, de la Casa Blanca) y, de seguido, agudizar los enfrentamientos entre los demófascistas y los republifaschos del cómo encarar el déficit fiscal estadual y las medidas de palearlos. Pero al centro de tales pugnas, más allá de los enfrentamientos electoreros entre los dos partidos que se han turnado en el poder del Estado desde siempre, se encuentra el agudizamiento entre la burguesía monopolista yanqui, siempre deseosa de descargar los efectos negativos de su crisis económica sobre los trabajadores, y la clase obrera que se niega a hacer el papel de paganini de la misma. ¿Osará la clase obrera estadounidense hacer como sus hermanos de clase los obreros griegos y los pueblos árabes del Norte de África?
Amanecerá y veremos.
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