por Quibian Gaytan
El acuerdismo como finalidad estratégica en la guerra revolucionaria
En estos últimos días ha
resaltado la información de la apertura de negociaciones de paz entre el fascista
presidente Santos, de Colombia, y la FARC-EP. El hecho de que el gobierno de
ese país y el mando de la guerrilla se sienten a “negociar la paz civil” no es
algo nuevo, ya se han hecho otras tratativas con otros presidentes y otros
gobiernos, ya liberales o ya conservadores. Lo nuevo aquí es el impacto que ha
ocasionado en la izquierda latinoamericana y mundial, en particular el
aperturamiento del debate entre los marxistas-leninistas-maoístas y la
izquierda marxista-leninista más los neorevisionistas alrededor de ello.
Aunque, a primeras instancias,
pudiese parecer que el debate gira en si es aceptable o no dentro de la teoría
M-L las negociaciones y los acuerdos o no con el enemigo militar de clase.
Pero, no es así. Los comunistas maoístas jamás han rechazado negociar con el
enemigo. Hay negociaciones y negociaciones, dictadas por la correlación de
fuerzas y las circunstancias, unas consolidan los logros de la revolución otras
se traducen en derrotismo,
renunciamiento a los logros revolucionarios y traición. Por lo que, aquí
el fondo de la polémica es que si dichas negociaciones aproximan la toma del
poder o no por parte de los revolucionarios; esto es, la factibilidad o no,
hoy, de la revolución “pacífica” en contrapunto con la revolución violenta
(insurrección popular y guerra popular como sus concreciones) planteada por los
comunistas maoístas. Y en esto, no hay punto de conjunción entre los primeros y
los segundos.
Y, precisamente, la firma de
tal acuerdo preliminar entre el fascista gobierno burgués colombiano y los
cuadros dirigentes de la FARC nos demuestra el abismo existente a nivel de la
teoría general marxista-leninista-maoísta y su visión y línea de la guerra
popular y aquella del revisionismo armado. Examinemos brevemente los puntos
esenciales de dicho acuerdo, aunque sea reintepretativamente:
Comienza, el mismo, enunciando que “Los delegados del gobierno de la
república de Colombia, gobierno nacional, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia”. Se dice allí “gobierno nacional” y “las FARC”. Lo que hace deducible,
los fascistas y militaristas son el “gobierno nacional” y la FARC resulta lo no-gobierno
y lo antinacional. Eso confirma mí aserto, la FARC no ha constituido nuevo
poder (gobierno paralelo) en sus zonas guerrilleras. Entendido que base de
apoyo es poder estatal nuevo, rival del otro burgués-terrateniente. Idea que se
reafirma en el II párrafo, “…el respeto de los DD.HH. es un fin del Estado (¿Qué
Estado? ¿No es eso “olvidar” la naturaleza de clase de todo Estado en sociedad
capitalista y la definición marxista de que él es “máquina nacional de guerra
del capital contra el trabajo”? y ¿desde cuándo y dónde resulta primordial
tarea suya respetar los DD.HH.?). Algo no marcha bien en esas cabecitas
marxistas.
Lo más importante a remarcar: ¡Es la Farc, una
organización militar, la que negocia un acto político y no el supuesto “partido
comunista clandestino” que supuestamente la dirige! ¿Cómo entender eso, existe
o no tal partido?
Luego intentan hacernos tragar esa ramplonería liberal
burguesa de “poner fin al conflicto… para la construcción de la paz estable y
duradera…” y eso en aras del desarrollo económico con justicia social”. De buenas
intenciones está empedrado el camino al infierno. La paz militar, de ahi, pondrá sobre seguro la paz civil y la paz
social entre las clases históricamente en conflicto por intereses
contradictorios y antagónicos, es lo que nos están diciendo. Lo repito, algo no
anda bien en esas cabecitas “marxistas”.
De seguido la perla de la corona. La afirmación
aeroplánica de que “es importante ampliar la democracia”. Ni tan siquiera esa
confusa democracia pluralista y participativa por la que dicen haber luchado y
convocado a sectores populares. Simplemente barnizar o modernizar esa vieja democracia
semifeudal, mascarón de la dictadura militar-fascista de la burguesía
burocrática colombiana. Con el agravante que esa misma burguesía es la que tendrá
el derecho, a discreción suya, de otorgación de la tal ampliación y no señalan
mínimamente como controlará la FARC al gobierno para que cumpla con ello.
Máxime cuando ella misma reduce ese control a ser,
simplemente, oposición legal dentro del sistema político: Olvidando, la gran
experiencia aprendida por el pueblo colombiano con su propia sangre, de
que guerrillero que se desarma es hombre
muerto. Es más dicho control quedará en nada, ya que ellos mismos se atan con
la fórmula de la “dejación de las armas” mientras el reaccionario ejército
burgués no se desarmará
Pero lo sorprendente, en todo este retorcimiento
idealista, la plena libertad de hacer al gobierno y ni tan siquiera tiene
algunas palabras por el reconocimiento y la libertad de actividad del supuesto
partido comunista clandestino. Dado que en dicho acuerdo sólo se habla de
partidos que se formen luego de alcanzado el acuerdo final. Entonces, ¿existe o
no ese partido al que le debe acatamiento según la teoría marxista-leninista?
Pero, dejemos eso hasta allí. Hay otros temas en la
mesa de debate.
¿Es
la FARC un partido comunista, marxista-leninista?
Afirmo y reafirmo, la FARC es una
Organización militar revolucionaria no es un partido político, ni una
Organización político-militar ni mucho menos un Partido Comunista militarizado
para las condiciones de una guerra popular. Según la teoría marxista-leninista-maoísta
para el buen desempeño de una guerra popular es necesario la existencia de un
partido intransigentemente clasista, proletario comunista, como la parte más
avanzada, consciente y que dirija todo y en todos los campos de la actividad
económica, política y cultural. Armado
con lo más avanzado de la ciencia de la revolución proletaria, cual es el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Eso, por cuanto, a la luz de la historia del
Movimiento Comunista Internacional otras escuelas de interpretación y
aplicación de sus principios y verdades
universales sean demostrado o fracazante (caso del PCUS degenerado
revisionista, anticomunista y antisocialista, y partidos filiales) o
empantanados en el dogmatismo, el sectarismo o conciliantes con el orden
burgués (caso de la CIPOML-hoxhista y agrupamientos afines. A los que denomino “marxistas-leninistas
de la segunda etapa del marxismo”). La
FARC no se ubica en ninguna de estas escuelas, aunque se beneficia del apoyo y
solidaridad de los primeros. Sigo, Ese partido de que te hablo, crítico
comentarista, para desarrollar guerra popular, tiene que caminar con los dos
pies; un ejército revolucionario (el pueblo armado) y un Frente Unido
revolucionario (el pueblo unido). Pero, lo esencial es que dicho partido, el
Partido Comunista debe dirigir al pueblo armado y al pueblo unido. Sin dejar,
por momento alguno, ser mandado o representado o suplantado por ninguno de esos
otros dos instrumentos revolucionarios. Mao resume esto: “El partido manda al
fusil y no el fusil al partido”.
En cuanto, al origen y desenvolvimiento
de la FARC en tú comentario es cuestión que resuelves bastante bien, aunque se
deja ver un poco de falta de información. Ella ha nacido, ciertamente, como
brazo de autodefensa del browderista y revisionista kruscheviano Partido “Comunista”
Colombiano por muchas décadas. Este le ha utilizado como “fuerza militar de
presión” para arrancarle beneficios políticos parlamentarios al Frente Nacional
(Conservadores y liberales coaligados). Así ha sido hasta la debacle de los
régimenes revisionistas burgueses de la exURSS y demás países otrora
socialistas de Europa Oriental y Asia, cuando hubo de desenvolverse por sí
mismo, independientemente, dada la disgregación fraccional del revisionismo
colombiano. Ello explica que en su estructura militar organizativa tuviese que dotarse
de una dada forma y asumir tareas políticas.
El
salto cualitativo dado por Mao a la teoría militar marxista-leninista
La larga experiencia militar
revolucionaria del PCh, dirigido por Mao, le ha permitido generalizar
teóricamente la misma, con ello ha permitido enriquecer la teoría general de la
guerra revolucionaria del proletariado y comunista internacionales y
particularizar la visión estratégica y táctica marxista-leninista de.
Indiscutiblemente, la asimilación y estudio de dicha teoría particular maoísta
por el Pentágono es una prueba de ello, es ese un aporte probatorio de la
universalidad del pensamiento político y militar marxista-leninista de Mao. Él
no sólo ha generalizado las experiencias guerrera concreta de China, sino que
en base al método marxista-leninista de investigación nos ha legado el
conocimiento y dominio de las leyes generales que rigen las guerras
revolucionarias y las leyes particulares de las guerras revolucionarias propias
de países coloniales, neocoloniales, semicoloniales y dependientes. Podemos
decir, en conclusión, con su teoría general, particular y singular de la Guerra Popular, Mao en este campo ha logrado
imprimirle un salto cualitativo al desarrollo de la teoría general del Marxismo-Leninismo.
De ahí me resulta, sin
subestimar la experiencia militar concreta de dirigentes comunistas que han
conducido guerras revolucionarias (como aquellas de la guerra de liberación
antifascista europeas o aquellas de liberación nacional en países como Viet Nam),
estos no han encontrado tiempo, por diferentes razones, para generalizar teóricamente
su experiencias militares.
Por lo que, las suyas son
inscribibles como “saltos cualitativos parciales dentro del proceso cuantitativo
de desarrollo de la teoría militar revolucionaria proletaria. Lo que no es el
caso de la teoría militar de la guerra popular de Mao, la que si ha dado un
salto cualitativo a un nivel superior con relación donde habían sido dejadas la
teoría militar de Engels, Lenin y Stalin. Esa teoría de la guerra popular, sus
principios extraíbles y comprobables la han particularizado, como una tercera
etapa en el desarrollo de la teoría militar marxista y leninista-stalinista.
No
solo. Al hacer eso, ella se separa radicalmente de las teorías militares del
revolucionarismo burgués y pequeñoburgués. Estas últimas, no sólo por su
carácter de clase, sino por sus métodos del privilegiamiento del individualismo
guerrillero y la acción de pequeños grupos y en que las masas trabajadoras
quedan reducidas a fuerzas auxiliares, secundarias y subordinadas; contrarios a
los principios distintivos del Marxismo-Leninismo-Maoísmo de que “guerra
revolucionaria es la guerra de las masas trabajadoras” y de la “dirección exclusiva
del proletariado de la guerra popular y/o de la insurrección”. Resumiéndolos Lenin
en brillantes palabras: “Fuera del poder todo es ilusión”. Son principios y verdades
universales, las cuales separan diáfanamente a los marxistas-leninistas
auténticos, hoy maoístas, de aquellos que bajo la máscara del “marxismo” y del “leninismo”
pasan de contrabando el izquierdismo burgués y el reformismo y el
revisionismo en los hechos.
Muy buen artículo camaradas. Han rebatido y puesto en evidencia el reformismo armado de las FARC. Y han dejado en evidencia las falas ilusiones de quienes las apoyan.
ResponderEliminarAnimos un muy fuerte abrazo rojo.