El Gran Sol Rojo del Amanecer

martes, 28 de agosto de 2012

De la DISCUSIÓN, RAFAÍL, LOS ARTÍCULOS DE PREOBRAZHENSKI Y SAPRONOV Y LA CARTA DE TROTZKY


J. Stalin



(…) RAFAIL

Creo que Rafaíl es el representante más consecuente y cabal de la actual oposición, o, para ser más exacto, del actual bloque de oposición. En una de las asambleas de discusión, Rafaíl declaró que nuestro partido se ha convertido, en esencia, en una organización militar, que su disciplina es militar y que por eso hay que renovar todo el aparato del partido, de arriba abajo, por inservible y extraño al verdadero espíritu del partido. Me parece que este u otros pensamientos semejantes rondan en la cabeza de los actuales oposicionistas, pero no se atreven a manifestarlos por distintas consideraciones. Hay que reconocer que Rafaíl ha sido, en este aspecto, más audaz que sus colegas de oposición.

Y sin embargo, Rafaíl no tiene razón. No tiene razón no sólo por la forma, sino, ante todo, en esencia. Si en realidad nuestro partido se hubiera convertido o hubiese comenzado a convertirse en organización militar, ¿no está claro que no tendríamos entonces partido, en la verdadera acepción de esta palabra, ni dictadura del proletariado, ni revolución?

¿Qué es un ejército?

Un ejército es una organización cerrada, que se construye desde arriba. La esencia del ejército presupone a su frente un estado mayor, designado desde arriba y que forma al ejército sobre la base de la obligatoriedad. El estado mayor no sólo forma al ejército; también lo aprovisiona, lo viste, lo calza, etc. La dependencia material de todos los efectivos del ejército respecto del estado mayor es absoluta. Sobre esta base, entre otras cosas, descansa la disciplina militar, cuya transgresión acarrea una forma específica de pena máxima: el fusilamiento. A esto mismo se debe que el estado mayor pueda mover el ejército hasta donde quiera y cuando quiera, rigiéndose exclusivamente por sus propios planes estratégicos.

¡Qué es el partido?

El partido es el destacamento de vanguardia del proletariado, que se construye desde abajo, sobe la base de la voluntariedad. El partido también tiene su estado mayor, pero éste no es nombrado desde arriba, sino elegido desde abajo por todo el partido. No es el estado mayor  el que forma al partido, sino, al revés, es el partido el que forma a su estado mayor. El partido se forma el mismo sobre la base de la voluntariedad. Aquí no existe tampoco esa dependencia material de que he hablado antes, refiriéndome al ejército, entre el estado mayor del partido y el partido en su conjunto. El estado mayor del partido no abastece al partido, no lo alimenta ni lo viste. A esto, entre otras osas, se debe que el estado mayor del partido pueda mover las filas del partido a su antojo hacia donde quiera y cuando quiera; a esto se debe que el estado mayor del partido pueda dirigir al partido en su conjunto únicamente de acuerdo con los intereses económicos y políticos de la clase de la cual el propio partido es una partícula. De ahí el carácter especial de la disciplina del partido, que se basa, en lo fundamental, en el método de la persuasión, a diferencia de la disciplina militar, basada esencialmente en el método de la coerción. De ahí la diferencia fundamental ente la máxima pena de castigo en el partido (la expulsión) y la máxima pena de castigo en el ejército (el fusilamiento).

Basta comparar estas dos definiciones para comprender toda la monstruosidad del error de Rafaíl.

El partido se ha transformado –dice- en una organización militar. Pero ¿cómo se puede transformar el partido en una organización militar, si no depende, en el aspecto material, de su estado mayor, si él mismo forma a su estado mayor?

¿Cómo se explica, en tal caso, que los obreros vengan al partido, que aumente la influencia de éste entre las masas sin-partido y su popularidad entre las masas trabajadoras del mundo entero?

Una de dos:

O el partido es absolutamente pasivo y mudo, y en tal caso, ¿cómo se explica que este partido pasivo y mudo logre que le siga el proletariado más revolucionario del mundo y gobierne desde hace ya varios años el país más revolucionario del mundo?

O el partido es activo y tiene espíritu de iniciativa, y en tal caso no se comprende por qué un partido tan activo y con tal espíritu de iniciativa no ha acabado durante este tiempo con el régimen militar en el partido, si es que realmente existe ese régimen dentro del partido.
¿Acaso no está claro que nuestro partido, que ha hecho tres revoluciones, que derrocó a Kolchak y a Denikin y sacude hay los cimientos del imperialismo mundial, acaso no está claro que este partido no toleraría ni una semana el régimen militar y el sistema de ordeno y mando, de que habla tan a la ligera y con tanto desenfado Rafaíl; acaso no está claro que el partido destrozaría ese régimen y ese sistema en un abrir y cerrar de ojos y establecería un nuevo régimen sin aguardar las apelaciones de Rafaíl?

Mas, aunque el sueño es horrible, Dios es misericordioso. El caso es que, en primer lugar, Rafaíl ha confundido el partido con el ejército y al ejército con el partido pues, evidentemente, no conoce el partido ni el ejército; en segundo lugar, Rafaíl no cree, por lo visto,  en su propio descubrimiento y necesita recurrir a las “terribles” palabras de sistema de ordeno y mando en el partido para fundamentar las principales consignas de la actual oposición: (a) libertad de grupos fraccionarios y  (b) destitución de los elementos dirigentes del partido de arriba abajo.

Rafaíl presiente, por lo visto, que sin palabras “terribles” no han de pasar estas consignas.

Ese es el quid de la cuestión.

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.