(NOTA DE LUMINOSO FUTURO: Agradecemos a los responsables de la Red de Blogs Comunistas
por esta iniciativa de poner a los lectores y visitantes de su página este artículo introductorio a la realidad
social y política de nuestro país, Panamá. Un pequeño país sito en el corazón
de América, entre Centro y Sur América, que su posición geográfica se ha
convertido en monopolio del imperialismo estadunidense, la condición de
neocolonial y depredado a su querer y poder. Hoy, dentro de los marcos de las
rivalidades interiimperialista, ha sido convertido, una vez más, como aquella
de la agresión armada yanqui contra la República de Guatemala (1954), Nicaragua
en los 80 y cierre del criminal bloqueo económico y política por el sur del
Caribe contra Cuba, y; hoy convertida en base estratégica de retaguardia para
su criminal designio de agresión y sometimiento de los países de conformante de
Alba, centralmente contra la República Bolivariana de Venezuela. Esta
centenaria subyugación neocolonial del
Istmo de Panamá se ha traducido para el
pueblo trabajador panameño en fuente de innarrables sufrimientos y
padecimientos económicos, sociales y políticos. Explotación capitalista imperialista,
opresión social, racial y nacional; atraso semifeudal, latifundismo y despojo y
miseria en el campo; desintegración de las ya escasas industria manufacturera y,
con consiguiente desocupación de masas; pauperización, miseria física y miseria
social; desnutrición y hambre entre las masas de la población trabajadora del campo
y de las ciudades; stagnación social, desculturalización nacional;
cosmopolitismo y servilismo ante la potencia imperialista. Para mantener y continuar
tal situación de sometimiento y saqueo el imperialismo USA se ha servido de una
minoría social dominante parasitaria, ávida de dólares y mafiosa. La que, cómplice
de la opresión ejercida por esa Superpotencia imperialista, con su beneplácito,
ha creado un reaccionario sistema de poder estatal y gubernamental oligárquico,
antidemocrático, antipopular y antinacional. Una real dictadura fascista
colonial. Situación que no ha podido no generar resistencia y una cada vez
mayor agudización de la lucha de clases en el país. Es absolutamente cierto,
como remarca el articulista, una tal opresión y una tal agudización de la lucha
de clase ha terminado por llevar a la conciencia de las clases trabajadoras el dilema
de la continuidad de la “dictadura fascista o democracia popular”. Y tal, precisamente, es el nudo del actual
nivel alcanzado por la lucha de clases en el país, la cuestión del poder
político. Tal es la cuestión que se ponen ante sí los sectores sociales y
políticos más avanzados en esta carcomida sociedad pro-industrial, semifeudal y
neocolonial.
Confiamos este artículo logrará despertar el interés de ver
con otros ojos a nuestro país, más allá que de centro de prostitución, drogas y
lavado de dinero sucio, como centro de reacción intervencionista en América
Latina, sino como realmente es y ocurre como centro de lucha y resistencia
antiimperialista, anticapitalista burocrático y antioligárquico-fascista).
Comunicado
de RBC:
Panamá,
entre el fascismo y la revolución
Domingo, 22 de
marzo de 2015
La Red de Blog Comunistas cree conveniente,
aprovechando que uno de nuestros miembros conoce bien la situación
político-económico-social del país centroamericano, realizar un análisis
introductorio de la actualidad de Panamá, país que consideramos ilustrativo de
las crecientes tensiones interiimperialistas provocadas por la crisis económica
y el derrumbe de la polarización hegemónica por la necesidad de la
redistribución de los recursos. La situación, como en todo el mundo, y con las
particularidades latinoamericanas, crea tensiones internas entra las clases
dominantes locales, influenciadas por las que se producen entre las potencias
imperialistas, y desarrolla resistencias, de pueblos, naciones y, en especial,
de la clase trabajadora que, como se puede observar en un país como Panamá,
ahonda su resistencia ante el agravamiento de la explotación y se dirige, cada
vez con más firmeza, a la resolución de la tensión entre desarrollo del
capitalismo fascista y revolución de Nueva Democracia a favor de la segunda.
Panamá es un país ilustrativo de los cambios que se
están produciendo en el siglo XXI, como consecuencia de los cambios
estratégicos provocados por el ahondamiento del enfrentamiento interiimperialista
consecuencia de la crisis económica y la lucha por la distribución de los
recursos.
La situación estratégica de Panamá, en el istmo que
une América del Norte con la del Sur, y su papel esencial en el control
comercial por la existencia del Canal, hacen que las tensiones interiimperialistas
en su interior tengan rasgos característicos, entre ellos que el surgimiento
por fuertes y mediatizados movimientos aparentemente antimperialistas, en
realidad antinorteamericanos, no termine de prender, pues la oligarquía
dominante se ha guardado bien de evitarlo, acrecentando su control ideológico
tradicionalmente cosmopolita, con el apoyo de Estados Unidos.
Estados Unidos, que ve como el continente entero,
antes bien dominado, escapa de las manos de su control, está utilizando Panamá
como base contra los países que desarrollan grandes movimientos nacionalistas y
en los cuales la influencia rusa y china son cada día más evidentes.
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Masacre en masas y destrucción saldo de la invasión yanqui | | |
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En primer lugar, Panamá es un estado artificial,
como tantos otros del entorno, creados por el colonialismo, formado por muchas
naciones, aunque sea la minoría blanca, de origen europeo, la que se haya
apoderado del poder y de las riquezas, y haya impuesto su visión particular e
interesada de la patria. Esta minoría es, sin embargo, dependiente y servil a
los intereses de Estados Unidos, haciendo que Panamá siga siendo una colonia
con apariencia de nación libre, y donde los intereses del 85% de la población
no importan a nadie.
En segundo lugar, las tensiones interiimperialistas han provocado que el
gobierno intente controlar con mayor contundencia a la creciente resistencia
obrera y de las diferentes nacionalidades minoritarias, concentrándose el poder
en el ejecutivo, multiplicándose la violencia institucional y profundizándose
las medidas liberticidas contra la protesta y la resistencia. Entre ellas
podemos destacar el endurecimiento del código penal, los asesinatos selectivos,
las detenciones en masa, la búsqueda de la destrucción de los sindicatos, la
liquidación del derecho de huelga y de la jornada de 8 horas. Se puede decir
que, la situación internacional, además de las consecuencias de la crisis económica
y la competencia por el mercado local y externo, han hecho que el capitalismo
comprador tradicional desde el inicio de la creación de la República (1903) ha
convivido de forma contrastada con el capitalismo burocrático, arrojando la
apariencia democrática el lastre de derechos y humanismo y transformándose en
un régimen totalitario (al servicio, eso sí, de intereses ajenos). Hay que
puntualizar, no obstante, que si bien esta convivencia pervivió desde la
creación del estado, es ahora cuando el capitalismo burocrático está ganando la
partida al capitalismo importador, en paralelo al desarrollo similar en todo el
continente y a las fracturas que se producen entre los diferentes grupos
dominantes debido al ahondamiento de la crisis interiimperialistas y el
agravamiento de su lucha por los recursos y la influencia económica"
De hecho, la crisis revolucionaria, producto de las
tensiones entre la creciente resistencia interna, obrera y nacional, y la cada
vez más fascista clase dirigente, hace que el dilema ante el que se encuentra
la clase trabajadora panameña sea cada vez más claramente, entre Dictadura Fascista
y Democracia Popular.
Evidentemente, la cada vez más evidente redistribución
de los recursos, surgida tanto de la crisis económica como de la emergente
lucha interiimperialista en el entorno, ha provocado también que la minoría,
dividida en facciones, luche cada vez más abiertamente por el control de las
cuotas de poder y, en realidad, por las migajas de la riqueza sobrantes desde
la metrópolis del norte. Por un lado, las mafias pro-europeas, de origen
italiano, encarnadas por el ex-presidente Martinelli, y por otro, las familias
pro-americanas (Varela y los Motta), chocan por una posición privilegiada en el
régimen dictatorial que se va asentando, mientras intentan jugar con la
influencia de China y Rusia, cada vez más presente en la región, y el inmenso
poder de Estados Unidos pues, no hay que olvidar que la economía panameña sigue
siendo, de momento, una prolongación de la economía estadounidense.
La fascistización de Panamá hace, junto con el resto de circunstancias citadas,
que la pasividad de la clase trabajadora empiece a desperezarse, notándose
un revivir de la resistencia y la movilización que arrastra cada vez más a
otros sectores inmovilistas, en particular a aquellos que se han visto
empobrecidos o afectados por la concentración del poder en menos manos y se han
visto afectadas negativamente por la redistribución (clases medias, pequeños
comerciantes, etc..), sin olvidar la creciente movilización campesina, por
motivos económicos y nacionales, pues la mayoría de aquellos pertenecen a
etnias excluidas de la visión mítica y artificial del Panamá blanco y capitalista.
Otro rasgo importante de la creciente tensión interclasista de Panamá es la
influencia en el entorno del llamado socialismo del siglo XXI, en realidad un
capitalismo burocrático con tintes de socialdemocracia y que, en algunos casos,
tiene también ramalazos fascistas. Sin embargo, en cuanto a la lucha
antimperialista o, mejor dicho, antiyankee, sirven de motor e influencia a las
clases sometidas en otros países como Panamá a los problemas consecuencia de la
dependencia y sometimiento de la economía nacional a los intereses de Estados
Unidos.
No obstante, hay que señalar que esos
supuestos antimperialismos, muchos surgidos de la mano del socialismo del siglo
XXI, y otros desarrollados por influencia de la creciente influencia económica
de China o Rusia (recientemente se ha conocido que China ha superado como
prestamista al Banco Mundial y al FMI juntos en Latinoamérica) y, en
definitiva, a otro polo imperialista en la acelerada lucha por el control de
los recursos y por la hegemonía mundial.
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La juventud combatiente por la independencia nacional y el socialismo | |
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En todo caso, en Panamá, como en otros
países del entorno, las perspectivas revolucionarias que se abren han de
hacernos reflexionar, en especial a la clase trabajadora panameña, de que es la
hora de plantear la lucha por una Revolución de Nueva Democracia en el país centroamericano.
No hay que confiar en las falsas esperanzas de un cambio democratizador desde
"arriba" como hace la pequeña-mediana burguesía, el único camino
posible es la creación de un Frente de liberación Popular Antifascista,
anticapitalista burocrático y antiimperialista para lograr la soberanía
política de todas las naciones que lo conforman frente a todo imperialismo y la
emancipación y libertad de la clase trabajadora y campesina frente a las minorías
antipatriotas, anti-latinoamericanas y anticomunistas que lo han saqueado y
sometido hasta la actualidad.